LIMA –
Estas palabras son desconocidas para la inmensa mayoría de los 900 millones de americanos, pero según Mitt Romney (el posible aspirante republicano a la presidencia de EE.UU.), ellos son los antepasados de los pueblos de dicho continente.
Hoy ninguno de los mandatarios de los 35 estados americanos cuestiona a la ciencia que indica que el poblamiento del “Nuevo Mundo” se dio hace más de 10 milenios cuando tribus asiáticas cruzaron desde Siberia a Alaska, algo que ha quedado evidenciado por la arqueología, genética y lingüística, y que cualquier persona puede constatar al ver que los amerindios y orientales tienen similar color de piel, ojos rasgados y características físicas.
Sin embargo, si Romney llegase a la Casa Blanca, se convertiría en el primer mandatario de una nación del mundo que creyese en pleno siglo XXI que los nativos americanos descienden de israelitas blancos. Según El Libro de Mormón, en el cual él cree, hace más de 4,500 años salió de la Torre de Babel en Iraq un grupo de judíos que hizo un recorrido al menos 10 veces mayor que el que Colón haría 4 milenios después trayendo granos, animales y 8 barcos hasta las Américas.
Según ese relato, uno de ellos vio a Jesucristo 2,500 años antes que él naciera, el mismo que les hizo llegar a América adonde les dijo que si no le obedecían les exterminaría a todos. Allí también se dice que antes que cualquiera de las grandes civilizaciones indígenas, esos israelitas trajeron espadas de acero, bueyes, vacas, elefantes, trigo y seda (cosa que solo los chinos dejaron de monopolizar hace pocos siglos) y otros productos que solo llegaron al Nuevo Mundo después de 1492.
En dicho texto se afirma que los jareditas hace milenios llegaron a reinar toda la Tierra (aunque los europeos, asiáticos y africanos solo conocieron a los americanos hace pocos siglos), pero que hace 2 ½ milenios, ellos se autodestruyeron en una guerra interna, una de cuyas batallas cobró 2 millones de muertos (más que cualquier batalla de la historia o bomba atómica), aunque no haya rastro alguno de ésta así como de los más de mil personajes, ciudades, países y lugares todos con nombres semitas que dicha Biblia asegura existieron en la América precolombina.
El vacío poblacional fue llenado por otros israelitas que llegaron a América 6 siglos antes de Cristo, pero sabiendo de él y construyendo sinagogas antes que los judíos las inventasen. Estos, a su vez, hicieron de América el único continente totalmente cristiano apenas murió Cristo, aunque luego los “lamanitas” renegaron de Dios y por ello oscurecieron su piel.
Pese a que en dicha historia de la América precolombina que Romney no figuran los mayas, aztecas e incas y sus productos, él jura que ese relato es 100% incuestionable y que su misión es hacer que todo el mundo crea y venere a dicha versión y libro sagrado.
Uno de los últimos documentales de la BBC trata sobre la desaparecida civilización del valle del Lambayeque. Para esta tan seria productora británica, en dicho pequeño territorio de la costa norte del Perú se encuentra la mayor concentración de pirámides en el mundo y también tal vez la más grande de todas, algo que ni los propios peruanos conocen bien.
En Lambayeque se han encontrado unas 250 pirámides, casi el doble de las 138 pirámides que hasta la fecha se conoce que hay en todo Egipto, un país que es al menos 100 veces mayor en superficie y población que dicha provincia.
Si Egipto se precia de tener cerca de su capital a la pirámide más alta y en México hay dos que se disputan la de tener el mayor volumen, la abandonada ciudad de Túcume les supera a ambas naciones en la cantidad de pirámides por área. En una milla cuadrada hay 26 de éstas, incluyendo una de 700 metros de largo (tan grande que en su explanada caben 7 canchas de fútbol). Mientras las pirámides de piedra de los egipcios tenían escaleras internas, acababan en punta, estaban selladas para el mundo externo y servían como tumbas reales y las de los mesoamericanos tenían escaleras externas y servían como templos desde cuya altura se predicaba o hacían sacrificios, las de Lambayeque son todas de arcilla (algunas se han hecho con más de 100 millones de ladrillos de barro), tienen prolongadas rampas y acaban en laberintos palacios donde vivían sus señores.
En la historia mundial posiblemente ningún otro pueblo en relación a su cantidad de habitantes construyó tantas pirámides … y también las destruyó.
Hay 3 ciudades con pirámides en ese valle, las cuales fueron edificadas y quemadas en distintos tiempos. Sus hecatombes no se debieron a una guerra sino a que sus propios habitantes decidieron prenderles fuego cuando éstas y sus sacerdotes se mostraron incapaces de revertir olas de diluvios y sequías producidos por el fenómeno del Niño. Luego de incendiarlas a fin de expiarlas de sus maldiciones, los lambayecanos se mudaban a otra localidad donde luego iniciaban un nuevo complejo.
La última quema se dio sobre Túcume, se habría dado alrededor del tiempo en que en 1532 Pizarro mató al inca Atahualpa.
Pese a que los lambayecanos habían sido previamente invadidos desde el sur por los cusqueños y antes por los chimúes, los jinetes blancos les evocaron a demonios, por lo que tras que una ola de sacrificios humanos no pudo detenerlos no les quedó más remedio que prender fuego purificador sobre sus grandes pirámides que no pudieron contener a la conquista.
Su legado se mantiene en sus increíbles canales de riego que aún sobreviven y en sus obras de metales preciosos, las que se encuentran entre las más finas hecha por la humanidad.