LIMA –
La nueva gira del presidente iraní Mahmoud Ahmedinejad a Venezuela y a sus aliados latinoamericanos muestran los intentos de reforzar un bloque entre el ALBA y el eje que componen Irán y Siria (miembro observador del ALBA).
Caracas y Teherán tienen en común regímenes populistas nacionalistas antiEE.UU. que mantienen economías de mercado con cierto proteccionismo e intervención estatal. Sin embargo, la naturaleza e historia de sus gobiernos es diferente.
Desde 1979 Irán es el único estado liderado por sacerdotes chiítas en el mundo, y Venezuela es presentada como un modelo a seguir para los nuevos gobiernos constitucionales izquierdistas de Latinoamérica. Mientras Venezuela no ha librado ninguna guerra interna o externa, Irán ha tenido varias. En el conflicto con Iraq (1980-88) murieron más de un millón de personas. Irán ha entrenado, armado y financiado importantes grupos armados en otros países: desde Afganistán hasta Líbano. En este último país ha impulsado a Hizbolá, el mayor y más organizado partido de dicha república, y el único movimiento armado árabe que se precia de haber derrotado a Israel.
EEUU podrá no querer a Chávez y ha podido apuntalar a sus opositores (o incluso a golpistas contra él), pero la Casa Blanca reconoce su constitucionalidad y no ha puesto a Venezuela en ninguna lista negra. Irán, en cambio, fue considerado por Bush como uno de los 3 ‘estados parias’ y proterroristas del mundo junto con el Iraq del depuesto Saddam y Corea del Norte.
Tras la caída de Hussein la puntería neoconservadora se ha afilado contra Irán. La ‘revolución islámica’ ha logrado sacar provecho de las dos intervenciones militares angloamericanas. Gracias a éstas fueron derrocados los talibanes afganos y el Baath iraquí, archienemigos de Teherán, y ambos fueron reemplazados por coaliciones multipartidarias donde están aliados chiítas armados de Irán. Irán y Siria mantienen una alianza y ambos apuntalan a Hizbolá.
La Unión Europea y Rusia rechazan transformar a los ayatolas en el nuevo Saddam a bombardear. Si Iraq ya está consumiendo tantos billones de dólares y tantos recursos humanos, entrar al pantano iraní haría las cosas mucho peores. Irán, además, es más poderoso económica y militarmente. Paradójicamente, una de las razones por las cuales Washington decidió bombardear Bagdad y no Teherán es debido a que el primero destruyó sus armas de destrucción masivas, mientras el segundo las mantiene y viene creando una planta de energía atómica. Para Irán es vital mantener ese plan pues creen que la mejor manera de detener a Washington es desarrollando precisamente aquellas armas que él quisiera que no tengan