En 1981, “el más grande” dejó el boxeo. Desde entonces, el mal de Parkinson lleva más de tres décadas buscando noquearlo sin éxito. Y Cassius Marcellus Clay sigue teniendo motivos para alardear.
Debilitado por la enfermedad, celebra este martes su cumpleaños número 70, pero su leyenda sigue apegada a la frase con que él mismo se definió una vez: “Vuelo como una mariposa y pico como una abeja”.
En el recuerdo de los amantes del pugilismo, Ali no ha envejecido ni un día. Sigue siendo “el más grande” boxeador de todos los tiempos, tres veces campeón del mundo de los pesos pesados y campeón olímpico semicompleto de Roma-1960.
Sus diatribas, a veces poéticas y a menudo venenosas para sus oponentes, y sus provocaciones calculadas antes de las peleas, formaban parte de un show publicitario para atraer a las grandes cadenas televisivas, lo que dio pie a las grandes bolsas que hoy ganan sus sucesores.
Adorado u odiado, Ali era en su época de todo menos ignorado. Su conversión al Islam en 1964 y su negativa a ir a la guerra de Vietnam en 1967 le dieron un lugar en la historia estadounidense de mediados del siglo XX.