Hoy hace cinco, Steve Jobs, fallecido cofundador de Apple, presentó el primer iPhone, un aparato que integraba un iPod, un teléfono móvil y un dispositivo para navegar por internet en la convención Macworld en el Moscone Center en San Francisco.
Steve Jobs interrumpió en un escenario con miles de espectadores. Era la convención anual de Macworld, realizada en paralelo a la Feria Internacional de la Electrónica (CES).
Quienes habían acudido al evento de Las Vegas no sospechaban que, a pocos kilómetros, estaba la presentación del verdadero producto revolucionario del año.
Después de hacer un repaso de la innovadora trayectoria de la compañía de Cupertino, Jobs mostró a la audiencia el esperado teléfono: el iPhone. Tenía pantalla táctil, una cámara y un solo botón de comando. Traía aplicaciones integradas y conexión a Internet. Su sistema operativo era el novedoso Mac OS X.
“Es muy fácil de usar”, prometía el fallecido cofundador de Apple, que vestía como acostumbraba a hacerlo: jersey negro y pantalón de jean. “De vez en cuando, un producto revolucionario viene y lo cambia todo”, agregó en esa conferencia.
Su augurio se cumplió. Al sensacional éxito de ventas del iPhone, le siguieron los récords y las largas filas de espera en cada lanzamiento del nuevo modelo del teléfono: el iPhone 2, el 3, el 4 y el 4S, con el asistente de voz Siri.
El año pasado, el iPhone 4S alcanzó la venta de 4 millones de unidades sólo en un fin de semana.
Ahora los seguidores de Apple esperan la llegada del iPhone 5, que probablemente vuelva a revolucionar y conquistar al mundo de la tecnología.