Nadie, ni siquiera el servicios secreto de Corea del Sur supo que el líder norcoreano había fallecido el sábado 17 de diciembre. Corea del Norte recién dio la noticia el lunes (hora norcoreana).
Una imagen nocturna de la Península Coreana tomada por un satélite de Inteligencia en el 2002 muestra a Corea del Norte como un pozo de oscuridad, en contraste con el resplandeciente mar de luces de su vecino y próspero sur, al otro lado de la frontera más militarizada del mundo. Una década más tarde, poco ha cambiado. Sin embargo, en Corea del Sur, como en el mundo, recién este lunes 19 de diciembre se enteraron de la muerte a través de un anuncio oficial de la televisión estatal de Corea del Norte
La muerte de Kim parece haber sido mantenida en secreto por una pequeña camarilla de líderes del aislado país. No hubo una avalancha de mensajes de Facebook o Twitter desde otro país para difundir la noticia, como sucedió con la Primavera árabe. Los internautas de Corea del Sur, acostumbrados a un flujo casi instantáneo de información, se quedaron tan impactados por el retraso en el anuncio como por la noticia en sí misma.
El estrangulamiento de la información del régimen de Corea del Norte es relativamente fácil gracias a la limitada infraestructura de comunicaciones del país, lo que hace casi imposible un escenario parecido al de la Primavera árabe, dicen analistas. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, Corea del Norte tenía menos de dos suscripciones de telefonía móvil por cada 100 habitantes el año pasado. Corea del Sur tenía 105. Mientras que el 83% de los surcoreanos tienen acceso habitual a Internet, ésta sigue inaccesible en el Norte, fuera de un puñado de ministerios del Gobierno, enclaves diplomáticos y hoteles en Pyongyang.
Los norcoreanos con teléfono móvil y acceso a Internet son “pro-gubernamentales, están a favor del régimen. No tienen nada que ganar intentando organizar un levantamiento. Así que, en ese sentido, difícilmente son una herramienta contraria al régimen”, de acuerdo con lo dicho por Cho Min, un experto del Instituto de Corea para la Unificación Nacional.
Las respuestas de los blogueros surcoreanos a la muerte de Kim ilustraron la facilidad con la que mensajes potencialmente considerados sediciosos pueden ser difundidos ahora a un público masivo, algo que las autoridades de Corea del Norte han tratado por todos los medios de prohibir. Agencias con contactos en Pyongyang dijeron que la muerte de Kim llevaría probablemente a las autoridades a reforzar aún más su control sobre las comunicaciones.
“Esperamos algún tipo de bloqueo en las comunicaciones y viajes en el período inmediato, mientras las autoridades de Corea del Norte actúan para estabilizar la situación y prepararse para el duelo”, dijo Geoffrey See, director general de Chosun Exchange, un grupo sin fines de lucro con sede en Singapur que promueve intercambios académicos con Corea del Norte. Hay algunos indicios, sin embargo, de que el control del régimen sobre las comunicaciones podría estar reduciéndose.
Reuters – Jonathan Hopfner