Tanto la Gobernación de Ate como de Breña resolvieron dejar sin efecto las solicitudes de garantías personales y/o posesorias presentadas por los miembros de la fenecida Junta Transitoria y ex directivos, las cuales utilizaron indebidamente para justificar la toma y control de las sedes Lolo Fernández y del Estadio Monumental, al haberse comprobado la falsedad de los argumentos esgrimidos para dichas personas. En una de las resoluciones se señala expresamente que “se reconoce que el Juzgado Mixto de Lurín ha ordenado se cursen partes a Registro Público a efectos de inscribir a las nuevas autoridades del Club y se les reconozca como tales” en clara referencia a la Junta Directiva elegida el 29 de Enero del 2011 que preside el Señor Julio Pacheco Torres. Ambas gobernaciones han declarado que en adelante se inhibirán de emitir pronunciamiento alguno respecto de este tipo de solicitudes en tanto y cuando, las nuevas autoridades no sean inscritas.
Finalmente, es lamentable que un grupo de socios utilice a un socio honorario como don Eduardo Guinea Fernández (89), para presentarlo ante las autoridades públicas, fiscales, judiciales y deportivas como si ostentara representación alguna del Club que no la tiene, haciéndole faltar a la verdad como se desprende del escrito presentado al Juzgado Lurin donde señala y citamos expresamente refiriéndose a la elección de la nueva Junta Directiva cuya inscripción fue solicitada por dicho juzgado que “En tal sentido, solicito a su despacho se sirva oficiar a la Oficina Registral de Lima y Callao, pidiendo la TACHA del Título (de inscripción solicitada por el juzgado), por ser innecesaria su inscripción, en razón de encontrarse inscrita la Junta Transitoria…” es decir, por encontrarse con mandato vigente dicha junta, argumento que no se resiste el más mínimo análisis a la luz de todo lo acontencido desde aquella elección. ¿Esta es la forma como se quiere al Club, desacreditándolo públicamente?. Aquí no se trata de personas, se trata del Club Universitario de Deportes que todos estamos obligados a proteger y cuidar, algo que dista mucho de este y otros actos a los que ya no tienen acostumbrados un grupo de socios felizmente identificados.