Con 380 votos a favor, 26 en contra y dos abstenciones, quedaron en firme las medidas que ya habían sido aprobadas por el Senado.
La votación se desarrolló en un tenso clima político entre el vocero del gobierno de derecha y el de la izquierda, rival histórico del gobierno de Berlusconi. Tras su sanción definitiva en la Cámara de Diputados, el primer ministro sólo debe hacer una cosa: dirigirse ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano, y presentar su renuncia.
Inmediatamente después de la dimisión, el mandatario deberá iniciar consultas con todos los partidos políticos para designar el domingo o lunes a un nuevo gobierno de emergencia encabezado al parecer por el ex comisario europeo Mario Monti, principal candidato.
Los únicos partidos que han recelado del nombramiento de Monti han sido Liga Norte y algunos diputados del partido gubernamental, Pueblo de la Libertad, que pretendían conseguir que liderase el Ejecutivo alguien de sus filas. También el partido Italia de los Valores se ha mostrado contrario a Monti en un principio, aunque posteriormente su líder, Antonio Di Pietro ha afirmado que tendrán que ver la configuración de este Gobierno para poder confirmar su apoyo.