Ciudad de Panamá, 29 oct (dpa) – Una especie de Panamá (Melipona insularis) y otra de Colombia (Melipona ambigua o Melikerria) ayudan a comprender la desaparición de abejas en tierra firme, confirmaron hoy científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
David Roubik, del STRI, y Joao Franco de Camargo, de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, destacaron en un informe divulgado en la capital panameña que las dos nuevas especies de abejas están estrechamente relacionadas.
La investigación reveló que las Melipona insularis y la Melipona ambigua descienden de un grupo de abejas sin aguijón originarias del Amazonas que se mudaron a Centroamérica y son los ancestros de las abejas de miel Maya.
“Nuestros estudios de las relaciones genéticas entre estas abejas nos dicen que se originaron en el Amazonas hace unos 22 millones de años y que se mudaron al norte de Centroamérica hace tres millones de años”, acotó Roubik tras los hallazgos.
Los insectos habrían aprovechado el emergente istmo de Panamá, convertido en corredor biológico, para avanzar hacia Centroamérica. De hecho, muestras obtenidas por geólogos en los movimientos de tierra en la expansión del Canal de Panamá refuerzan ese argumento.
El estudio genético sobre las abejas confirmó el descubrimiento y la presencia de la Melipona insularis en la isla de Coiba, la mayor del Pacífico en Latinoamérica, pero su ausencia en la tierra firme panameña aún un misterio por resolver.
Se espera que las investigaciones del STRI y la Universidad de Sao Paulo contribuyan a mejorar el enfoque sobre la actividad apícola en países de la región, afectados por el uso indebido de insecticidas y la introducción de cultivos transgénicos.
Uno de los primeros en vincular a las abejas al desarrollo de la humanidad fue el sabio y físico nuclear Albert Einstein (1879-1955), a quien le preocupaba la pérdida de la biodiversidad en la tierra.
Más del 75 por ciento de los cultivos que nutren a la humanidad y el 35 por ciento de la producción de alimentos dependen todavía de los polinizadores más activos: las abejas.
“Si la abeja desaparece de la superficie del planeta entonces el hombre sólo tendrá cuatro años de vida. No más abejas, no más polinización. No más plantas, ni más animales, no más hombre”, sentenció Einstein.