La pesadilla de todo buzo se hizo realidad para un español y un estadounidense cuando la compañía de buceo los dejó olvidados a 3 millas de Key Biscayne, Florida, en aguas de tiburones y fuertes corrientes.
De acuerdo a lo queinforma el diario The Miami Herald, el pasado domingo 2 de octubre, Paul Kline, 44 años, oriundo de Austin, Texas, y Fernando García Puerta, 43 años, español, participaban de una excursión de buceo organizada por la compañía RJ Diving Ventures, con sede en Miami Beach, junto a otros 28 turistas.
El Servicio Guardacostas todavía debe establecer cómo fue que el capitán Mike Beach, 39 años, socio además de la empresa, no se dio cuenta de que a bordo faltaban dos de sus pasajeros cuando decidió regresar a la costa.
Kline y Puerta habían contratado por 85 dólares el paseo que acabó en odisea. Ambos “estaban nadando en el área en la cual los había dejado el barco para ver los arrecifes coralinos y la fauna marina”, dice el Miami Herald. Al salir a la superficie luego de la segunda zambullida -el viaje pautado estipulaba dos de una hora cada una- el barco no estaba. Sin embargo, habían transcurrido sólo 55 minutos desde que se habían lanzado al agua por segunda vez.
Los dos hombres pensaron, primero, que alguna emergencia -quizá el accidente o malestar de otro pasajero- habían obligado a un regreso adelantado y esperaron que otra embarcación viniese a recogerlos.
Pero el tiempo transcurría y se dieron cuenta de que habían sido olvidados…
A las 18:40 de esa tarde, un yate con pasajeros divisó a dos hombres con traje de buzoaferrados a una pequeña boya de pescador y se acercó a rescatarlos. Habían pasado dos horas desde que Kline y García Puerta se dieron cuenta de que estaban solos en medio del mar y que su barco no volvería.
“Estábamos en shock”, contó más tarde al diario Paul Kline, que es buzo certificado para aguas abiertas. “Fácilmente pudimos haber muerto”.
Sasha Boulanger, el propietario de South Beach Divers, que vendió las excursiones que a su vez subcontrata de RJ Diving Ventures, aseguró que la empresa tenía un excelente historial. “Nosotros somos los que facilitamos el viaje y conectamos a A con B”, explicó. “Tengo que asumir cierta responsabilidad, pero desafortunadamente esto recae en sus espaldas [de RJ Diving]; ellos son los encargados del control y la seguridad de los buzos”.
En tanto, Mike Beach, el olvidadizo capitán del yate de la excursión no quiso hablar con la prensa. Sólo dijo: “Todo el mundo está bien, nadie está herido, todo el mundo está feliz. Eso es todo”.
Pero difícilmente la cosa quede ahí. Habrá una investigación para deslindar responsabilidades, sin mencionar la mala propaganda que representa para el turismo en la zona el hecho de que dos buzos sean abandonados por un operador turístico, para colmo en aguas infestadas de tiburones.