Lima, set. 16 . Fernando Ampuero se autodefine como un peruano imperfecto, es decir, según él mismo, “porque busca ser consecuente con sus ideas”, al igual que el protagonista de su última novela, justamente El peruano imperfecto, que está matizada con un toque autobiográfico.
Comparte con el autor la edad, el oficio periodístico y narrativo y, sobre todo, porque aparecen personajes reales, algunos de ellos con sus propios nombres, como el psicoanalista Max Hernández o el periodista Hugo Guerra.
“Es una autobiografía en clave falsa, atenúo algunos detalles tan extravagantes que no son verosímiles, y exagero otros para darle sabor. Es, además, una forma de hacerme una autocrítica, y también hacer una crítica social, claro”, dijo a El Peruano el autor.
Y es que la novela detalla episodios en la mañana y en la tarde de un mismo día de 2003, trágico para el protagonista, Pedro José de Arancibia, pero contiene un extenso intermedio donde se repasa el origen de su familia desde el periodo colonial, con el personaje histórico Martín de Arancibia, hijo de conquistador y princesa inca.
A partir de allí, se traza una reflexión sobre la familia del protagonista, pero también sobre el Perú en general. De esa forma “la peruanidad se plantea”, asegura Ampuero.
La novela se construye a base de pequeñas reflexiones, pequeñas memorias contadas por un narrador en tercera persona, “con mucho humor, del limeño y del delirante”. “La novela tenía originalmente 600 hojas y la reduje a la mitad. Primaron los episodios menores, pero significantes”, opina el autor.
De esa forma, muchos fragmentos del libro parecieran simbolizar episodios de nuestra historia. Por ejemplo, la sexualidad reprimida de la década de 1960, que cambia dramáticamente en la de 1970. También vemos constantes alusiones a la Lima previa a la llegada de los migrantes y la actual.
Estas van desde la posición un tanto irritada del protagonista hacia la descortesía de estos tiempos hasta guiños como una obsesión de Amanda, pareja del protagonista, a pintar autos Tico.
“Soy mestizo física y culturalmente”, expresa Ampuero, quien asegura que “el personaje solo defiende sus propias convicciones”. Así, manifiesta una sexualidad desbordada, un erotismo incontrolado, y la contradicción entre lo festivo y lo pacato.
El libro se presenta el miércoles 21 de setiembre a las 19:30 horas en la escuela de artes Corriente Alterna (avenida de la Aviación 500, Miraflores) con comentarios de Max Hernández y Gustavo Rodríguez.
Asimismo, Ampuero afirma que su Trilogía callejera de Lima, compuesta por las novelas Caramelo verde (1992), Puta linda (2006) y Hasta que me orinen los perros (2008), será publicada como un solo libro en una edición italiana este año.
Ampuero fue un gran amigo de Julio Ramón Ribeyro. En el malecón de Miraflores es imposible no preguntarle por esa relación, pues montaban bicicleta por allí en los últimos años del cuentista.
“No le gustaba mucho la gente, podía ser muy malgeniado si violaban su privacidad”, revela el novelista.
Para Fernando Ampuero, el reconocimiento que tuvo Ribeyro esos años fue inusitado; “no era tan famoso antes, pero gusta además de su talento, por motivos extraliterarios: verlo tan frágil con sus enfermedades, tan débil”, opina.