El huracán Irene dejó a su paso por Puerto Rico a 800.000 personas sin electricidad y más de 700 refugiados, mientras avanza fortalecido hacia República Dominicana, donde las autoridades decretaron alerta máxima y un plan de emergencia para enfrentarlo.
Hasta la mañana del lunes, 771 personas se habían refugiado en albergues preparados para el ciclón en 59 municipios y 118.000 clientes se quedaron sin suministro de agua en la isla caribeña, donde se suspendieron las clases en algunas zonas y se interrumpió la normalidad laboral, indicó el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño.
Sería el primer huracán de la activa, pero hasta ahora no destructiva, temporada de huracanes del Atlántico 2011. “Hay que tomar esto seriamente”, dijo el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuno, la tarde del domingo.
En Santo Domingo el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) extendió la alerta roja o máxima para 23 provincias más la capital, y dejó en amarilla o intermedia a las ocho restantes. Dispuso la evacuación de zonas vulnerables y también ordenó suspender las clases en escuelas y universidades.
“Estamos listos para recibir a la tormenta Irene y tomar las previsiones”, declaró el encargado de prensa de la Presidencia dominicana, Rafael Núñez.
Más de 50.000 murieron en las últimas cuatro décadas a causa de desastres naturales en la región caribeña, donde provocaron daños valorados en miles de millones de dólares. La ONU considera a esta región como una de las más vulnerables del mundo al cambio climático.