Sábado, 21 de Diciembre del 2024
turismo



“Cuando el Perú fue el país más grande del mundo”

Publicado el 30/07/11

“Cuando el Perú fue el país más grande del mundo”
LONDRES –

Las celebraciones por el 190 aniversario peruano debieran ser compartidas por todos los suramericanos, pues dicha independencia selló la de todo su subcontinente, el cual, inicialmente, fue conocido en su gran mayoría con el nombre de “Perú”.

La palabra “Perú” nace a mediados de la década de 1520, poco antes de que los conquistadores se toparan con los incas. Según el historiador Raúl Porras Barrenechea, éste no es un vocablo de alguna lengua quechua, caribe o amerindia, sino la corrupción del nombre del cacique Birú (quien dominaba un pequeño reino en la bahía de San Miguel, al este del actual Panamá, colindando con Colombia).

El imperio inca ha sido el mayor que haya surgido en el hemisferio sur (antes del de Brasil 1822-89), el cual se denominaba “Tawantinsuyo”, el país de las 4 regiones cardinales. En los 1520, éste iba desde el sur de Colombia hasta el norte de Chile y Argentina, y su territorio, de más de 2 millones de kms 2, era mayor al de cualquier otra potencia europea de entonces.

El vocablo Perú no es oriundo de los Andes y sus habitantes nativos inicialmente rechazaban esa denominación, aunque ésta terminó substituyendo a la de Nueva Castilla que es como, originalmente, Madrid designó a su virreinato del sur americano, en tanto que al que estaba al norte desde Costa Rica a California siempre reconoció como la Nueva España.

A mediados del siglo XVI “Perú” era el nombre de la administración hispana que iba desde el Caribe colombiano hasta la Araucanía y que también debía incluir -según el acuerdo suscrito con Portugal en Tordesillas (1494)- a la mayoría del actual Brasil (incluyendo a su capital Brasilia, a Sao Paulo, la hoy más poblada ciudad del hemisferio sur, al resto de su rico sur y a todo el Amazonas). No obstante, muchos reinos amerindios en el Amazonas o el sur andino mantuvieron su independencia.

Según tratados internacionales ratificados por el Papa (cuyo poder entonces era mayor que el de la ONU de hoy), el Perú debía ser una posesión hispana con unos 10 a 15 millones de kms 2, un territorio superior al de EE.UU., China o Canadá (y 8 a 12 veces mayor al del Perú actual).

Desde mediados de los 1500 hasta 1717 ningún otro país del mundo tenía el tamaño de Perú (ni siquiera Rusia ni todo el imperio británico de entonces). Los portugueses, quienes inicialmente sólo controlaban el este brasileño, se fueron extendiendo al oeste (sobre todo, después que Portugal se separó del imperio conjunto que hizo con España en 1580-1640).

Madrid escindió al Perú creando en 1717 el virreinato de Nueva Granada (Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá y otros territorios aledaños) y en 1777 al de La Plata (Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay). Una década antes de la independencia peruana de 1821 el virrey Abascal reincorporó a su administración los actuales Ecuador y Bolivia, quienes luego se conformaron (al igual que la capitanía de Chile) como repúblicas separadas.

“Perú: 190 años”

LONDRES –

El 28 de julio de 1821 el general argentino José de San Martín declaró en la Plaza Mayor de Lima la independencia del Perú. Desde entonces, ésta es la fecha nacional de dicha república y en la cual cada quinquenio se traspasa el gobierno de un presidnete electo a otro, tal cual ha de acontecer hoy cuando el primer presidente aprista acabe su segundo mandato y sea reemplazado por el primer presidente nacionalista electo post-Velasco.

El proceso de emancipación peruano fue muy complicado. Muchos indígenas e hispanoamericanos estuvieron en contra de la independencia, la cual se logró con mucha ayuda del mayor imperio en ascenso de entonces (Reino Unido). El virreinato peruano fue el único de los 4 que tuvo España en América cuya independencia vino de otros virreinatos, haciendo que en su tierra confluyan tropas de todas las naciones hispanas suramericanas.

Lima en 1821 fue tomada por soldados que venían desde el cono sur. La proclamación de la independencia se dio cuando en una cárcel panameña moría Francisco de Zela, quien exactamente 10 años atrás había iniciado en Tacna el primer gran levantamiento en lo que hoy es la república peruana.

Zela se sublevó en junio 1811 para apoyar a la junta de Buenos Aires que fue derrotada (al igual que él). La chispa que había desencadenado ambas sublevaciones había sido el apresamiento del rey español Fernando VII por parte de las tropas francesas que tomaron la península ibérica en 1808.

A fin de lograr el apoyo al depuesto rey, los peninsulares empezaron a hacer varias concesiones en sus colonias. Sin embargo, varias ciudades quisieron más reformas o que se les reconozca más derechos (tantos como los que tenía la junta de Cádiz). Ello generó que en 1809 se rebelasen Chuquisaca (Sucre), La Paz y Quito y en 1810 Caracas, Buenos Aires, Bogotá, México, Chile y otras partes del imperio, movimientos que fueron evolucionando desde un autonomismo leal a la corona a un republicanismo independentista criollo.

Lima fue el mayor bastión realista por lo que Bolívar decidió luego amputarle varios de los territorios que ésta llegó a administrar.

El virrey del Perú José de Abascal sofocó los levantamientos de los actuales Bolivia y Ecuador (reincorporando dichos territorios a su regencia) y de Chile, así como otras sublevaciones que se dieron en Tacna, Cusco, Arequipa y Huánuco.

El 20 de agosto de 1820 unas 4,000 tropas chilenas y platenses zarparon desde Valparaíso en navíos comandados por el almirante británico Cochrane desembarcando en septiembre en Paracas, al sur de Lima.

Los españoles abandonaron luego Trujillo y Lima, quienes aprovecharon ello para declarar su independencia, atrincherándose en la sierra de Junín y Ayacucho (donde hay muchos pueblos indígenas que les apoyaron antes contra los incas y luego contra los criollos).

Para poder derrotarlos militarmente, San Martín dejó el mando del Perú a Simón Bolívar y sus tropas venezolanas, colombianas, ecuatorianas y panameñas. A pesar de que fueron los generales llaneros quienes en 1824 consumaron la independencia del Perú, allí se honra más al general gaucho que a Bolívar o Sucre.
Esto se debe a que estos últimos decidieron que la Gran Colombia se extendiese hasta Quito y Guayaquil (la cual en 1820 se declaró independiente y contempló unirse al Perú) y que el Alto Perú se separase constituyéndose como la única república del mundo que llevase el nombre de su creador: Bolivia.

LA DESINTEGRACION DEL VIRREINATO DEL PERU POCO ANTES DE LA INDEPENDENCIA

LONDRES – El 24 de julio de 1911 el estadounidense Hiram Bingham encontró las ruinas de Machu Picchu. Ésta hoy es la principal imagen que los turistas del planeta tienen sobre Perú y también fue nominada como una de las 7 maravillas modernas de la humanidad.

Machu Picchu tiene menos de 600 años y es menos antigua que muchas grandes catedrales, castillos o capitales del Viejo Mundo, pero a los turistas les encanta la belleza del paisaje, la sofisticación de su construcción y el ser una ciudadela inca que no fue saqueada.

Inicialmente Bingham pensaba que ésta era Vilcabamba, la capital de los incas que resistieron durante casi medio siglo a los conquistadores del Cusco, y que los esqueletos encontrados correspondían a las vírgenes del sol.

Luego las evidencias mostraron que Machu Picchu se salvó de los castellanos (quienes sí arrasaron Vilcabamba) porque habría sido abandonada antes de la llegada de los europeos. Los cadáveres hallados corresponden a los dos sexos, sus atavíos no reflejan nobleza alguna y sus dentaduras indican que éstos tenían una dieta propia de privilegiados sirvientes. Machu Picchu habría sido un centro de hospedaje, culto o estudios hecho por y para el inca Pachacútec, pero quedó en desuso.

Maravilla la arquitectura inca en la cual piedras que pesan toneladas se ensamblaban tan perfectamente como piezas de rompecabezas y sin que un alfiler pueda penetrar entre éstas o la manera en la cual el agua era canalizada para que alcance la medida exacta que abastezca, pero que no inunde. No obstante, hay otras ruinas incas (como Ollantaytambo) o preíncas (como Puma Punku) que muestran rocas mayores con tallados y encajamientos más descomunales.

Machu Picchu es como una punta de un iceberg en dos sentidos.

Desde el punto de vista arquitectónico lo es porque las construcciones de la cima reposan sobre colosales y sofisticadas obras que impiden que la montaña genere derrumbes con las constantes lluvias torrenciales. Las bases de este “hotel inca” son terrazas escalonadas con distintos niveles de suelos que permitían que el agua fuese absorbida.

Desde el punto de vista cultural es apenas una muestra de una poco conocida historia milenaria. El imperio inca duró menos de un siglo y, aunque nuevas teorías sugieren que hubo más monarcas incas que los 14 que se conocen (y que habrían sido borrados de la memoria histórica por haber perdido en pugnas de poder), el Tawantinsuyo duró menos que la colonia o que las actuales repúblicas andinas.

Los incas fueron la nata que está encima de la leche pues hubo otras civilizaciones previas que produjeron una serie de obras que se han ido descubriendo en el último siglo desde que se desenterró a Machu Picchu: desde las pirámides de Caral (tan antiguas como las de Egipto) a la majestuosidad de los hallazgos de los señores de Sipán y Wari. Cada vez más, la ciencia se sorprende acerca de los canales, puentes, construcciones antisísmicas, medicina, orfebrería y caminos andinos (algunos muchos más desarrollados que sus contemporáneos en otros continentes)



Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *