Medios locales estimaron en 150 mil la cantidad de personas que se congregaron en varias ciudades para repudiar la violencia tras los ataques del viernes en la sede del Gobierno y en un campamento de la juventud socialdemócrata.
En una marcha silenciosa, unos 150 mil ciudadanos desfilaron con flores y antorchas por el centro de Oslo hasta el Ayuntamiento, donde el príncipe heredero Haakon y el primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg, se dirigieron a la multitud con mensajes de solidaridad.
El príncipe subrayó que “hoy las calles están repletas de amor” y recalcó que si bien nadie dará marcha atrás a los atentados del 22 de julio, “sí pueden decidir qué hacen las muertes de ellos”.
“Hemos decidido responder al odio con unidad. Hemos elegido movilizarnos en pro de nuestros valores. Noruega es un país en luto. Recordamos a todos los que han sufrido pérdidas, desapariciones, y a todos los que han hecho un esfuerzo heroico”, afirmó Haakon.
Stoltenberg instó a los ciudadanos a mantener su carácter tolerante y a no permitir que el “mal se apodere de todo un pueblo”. La respuesta a los atentados debe ser “más apertura, más democracia”, añadió.
Esta manifestación, bautizada “la marcha de las flores”, coincide con la comparecencia del sospechoso, de 32 años, Anders Behring Breivik, puesto en prisión preventiva el lunes por el atentado con bomba de Oslo y el tiroteo en la isla de Utoya.
El balance total de ambos ataques, aún provisional, fue revisado a la baja el lunes, a 76 muertos frente a los 93 anunciados anteriormente, dado que algunos cuerpos habían sido contados varias veces, informó la Policía.