Un partido por el ascenso a la Tercera División italiana fue a la definición por penales. Un tiro fue al travesaño y se elevó, por lo que el arquero comenzó a celebrar. Pero el balón todavía estaba en juego…
Es el último penal y el delantero del Termeno, Michael Palma, está obligado a convertir para seguir con la tanda y para que su equipo continúe con chances de subir de categoría. Pero le pega y la pelota golpea muy fuerte contra el travesaño, rebotando hacia arriba.
Por su parte, el arquero del Dro, Loris Angeli, celebra el supuesto fallo como si se jugara la final de la Champions League, mientras su pobre rival se desploma sobre sus rodillas. Pero el balón todavía no se ha detenido y sigue su trayectoria hacia el cielo, hasta que no puede subir más y empieza su parábola descendente.
Pero muchos segundos después de ser pateada, al rebotar al suelo, toma un efecto muy extraño y termina entrando en el arco, haciendo recordar lo ocurrido en diciembre pasado con el arquero marroquí Khalid Askri, quien sufrió una situación muy similar.
La infrecuente definición podría ser ratificada por la federación de fútbol italiano, ya que todo indica que no atenderá los reclamos del Dro -que recibió el gol- y el Termeno terminará subiendo de categoría.
El reglamento del fútbol italiano no contempla la posibilidad. En el sentido que en el articúlo 12 de la guía practica para los arbitros en dos apartados diferentes se especifica que si la pelota “rebota atrás, choca contra el portero y supera la línea de portería, el gol es válido”. Asimismo “si rebota en la línea, el árbitro tiene que esperar hasta que la pelota no se pare”. ¿Y que pasa si en lugar de chocar contra el portero o la línea, la pelota rebota dentro del campo antes de acabar dentro de la portería? Éste caso no está contemplado por el reglamento. La última palabra la tiene ahora la FIGC (la Federación italiana del fútbol).