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Ronaldo se despide hoy del fútbol jugando por Brasil

Publicado el 07/06/11

En la vida personal, en sus matrimonios y separaciones, o en los clubes de renombre por los que pasó, como el Real Madrid, Ronaldo siempre encontró una forma de regatear el fracaso y las críticas. De vuelta a Milán, tras batir en 2006 el récord de Gerd Mueller con quince goles en torneos mundialistas, trató de mantenerse a un nivel alto, pero de nuevo le resultó imposible. Las escenas dramáticas de ocho o nueve años atrás —las manos en el rostro y la rodilla y expresión de dolor— se repitieron, aunque con un uniforme diferente: el rossonero del AC Milan.

De regreso a Brasil, el Corinthians lo acogió apostando más por la fuerza de su imagen, y tuvo una agradable sorpresa cuando recuperó su buen fútbol. Así llegaron los títulos, el cariño de unos seguidores apasionados y la alegría por poder hacer otra vez lo que más le gustaba. Por otro lado, eso también implicaba exigencias de más triunfos, que a sus 34 años ya no soportó. El difícil control del peso, las repetidas lesiones y el doble fracaso en el intento de conquistar el soñado título de la Copa Libertadores acabaron minando la resistencia incluso de alguien nacido con la “espalda ancha”, como decía a menudo.

En los últimos momentos antes de colgar las botas, Ronaldo se emocionó por penúltima vez delante de las cámaras al hablar acerca de una posible falta de compromiso en los entrenamientos. Y, antes de tomar la decisión, pasó por un viejo ritual. “Estos últimos días he llorado como un niño pequeño”, reveló en la víspera del anuncio oficial. “Son los dolores en el cuerpo. La cabeza quiere continuar, pero el cuerpo no aguanta más. Pienso en una jugada, pero no la ejecuto como quiero. Ha llegado la hora”.

El día 14 de febrero, Ronaldo estuvo sometido a presión por última vez, y se quitó un enorme peso de encima. Aunque ya no pise el césped, no se ha desvinculado totalmente del fútbol. Por el contrario, inició con la rapidez de los viejos tiempos su nueva carrera, como socio de una agencia de marketing deportivo. También ha tenido tiempo de recibir otros homenajes, como el del Real Madrid, e incluso aceptar una invitación para aventurarse en el cine.

Para el partido de este martes, se ha preparado sin las exigencias de su época de jugador. Y ni siquiera se ha preocupado de esconder las dificultades que entraña mantenerse en forma. “Es difícil. Me he entrenado, pero todavía me resiento de las viejas lesiones. Me entreno una vez y luego descanso un día”, afirma. “Pero todo está yendo bien, será solo una despedida, pocos minutos. Estoy seguro de que va a ser una gran fiesta”. Por todo lo que ha pasado y por su contribución al deporte rey, Ronaldo merece esta despedida, aunque esté regada de lágrimas. Y, si llegan, al menos todos sabrán que, en esta ocasión, habrá sido por algo especial.

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