El Santos maniató a Peñarol, lo dejó frustrado y sin ideas y obtuvo un valioso empate sin goles del estadio Centenario en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores, que deja a los brasileños un poco más cerca del título.
En el inicio, contrariamente a lo esperado incluso por el técnico de Santos Muricy Ramalho, el Peñarol no salió con el acelerador a fondo a presionar al rival, sino que tomó sus precauciones defensivas y casi que cedió la iniciativa al equipo visitante.
Tuvo incluso el Santos la primera jugada de riesgo cuando Zé Eduardo recibió una habilitación profunda pero desde posición esquinada le alcanzó el balón al portero de Peñarol.
Cuando los visitantes percibieron que los uruguayos parecían sentir la presión del partido y los nervios con sucesión de pases imprecisos, se adueñaron de la pelota en el centro del campo, sobre todo por parte del capitán Elano, e impusieron su ritmo al juego.
Sosa da el presente
Al promediar el primero tiempo Santos tuvo dos aproximaciones al gol por intermedio de Alex Sandro con fuerte disparo que salvó Sosa, e inmediatamente un cabezazo del también defensa Bruno Rodrigo que rozó el larguero.
El visitante logró maniatar al Peñarol. Adriano siguió por todo el campo al veloz Martinuccio, le cortó su circuito con el goleador Olivera y el equipo uruguayo se quedó sin ideas.
El juego pasó a disputarse casi exclusivamente en el centro del campo, con las defensas superando los tímidos intentos ofensivos de ambos lados. El mediático Neymar intentó alguna jugada individual pero la marca escalonada de los aurinegros frenaron sus escaladas.
En los dos últimos minutos del primer tiempo estuvieron las mayores emociones y fueron a cargo de los defensas del Peñarol Guillermo y Darío Rodríguez.
Ambos quedaron cara a cara con el portero Rafael tras balones devueltos por la defensa del Santos y puestos rápidamente de nuevo en su área. Sin embargo, el cabezazo de Guillermo fue a las manos del guardameta y el toque de balón por encima del capitán Darío se fue afuera por poco en medio de su lamento.
En el comienzo del segundo tiempo las mejores oportunidades para abrir el marcador fueron para la visita, pero Zé Eduardo no estuvo fino y con un balón de frente a la portería permitió salvar a Sosa.
Reacción del Carbonero
El técnico de Peñarol, Diego Aguirre, autor del gol que en 1987 le dio el último título de la Libertadores a su equipo, mandó al campo al cerebral y experimentado Antonio Pacheco y con su visión de juego mejoró el nivel del equipo.
Pacheco puso un pase medido para Olivera (m.74) y, cuando parecía que el gol era un hecho, el atacante se molestó con su compañero Aguiar y remató afuera. Suspiraron aliviados Rafael, Ramalho y compañía.
En los últimos diez minutos Peñarol, ahora sí impulsado por su público, empujó al Santos contra su valla: buscó el gol el base a centros, la receta de la casa, pero sin puntería.
A cinco minutos del final un remate cruzado de Aguiar fue mandado al fondo de la valla por Diego Alonso, que ingresó poco antes, pero el tanto fue anulado correctamente por fuera de juego. Allí murieron las últimas ilusiones del local. La decisión quedará entonces para la revancha a disputarse en siete días en Brasil, donde los uruguayos ya eliminaron al Inter de Porto Alegre en octavos de final.