La investigación, llevada a cabo con ratones, fue publicada en la revista Science. Los estudiosos descubrieron que la nicotina activa unas neuronas del hipotálamo que avisan al cuerpo que ha recibido suficiente alimento.
Esa sustancia actúa sobre unos receptores en la superficie de las neuronas que son distintos de los que desencadenan el ansia del tabaco. Esto significa que “sería posible suprimir el apetito sin activar los centros de recompensa del cerebro”, afirmó en una nota la autora principal del estudio, la Dra. Marina Picciotto, de la Universidad de Yale.
Picciotto recordó que mucha gente no deja el tabaco por miedo a subir de peso. “Desgraciadamente, es cierto que fumar evita engordar”, señaló la experta. “Nos gustaría ayudar a la gente a mantener su peso cuando abandone el hábito y, quizás, también a los no fumadores que luchan contra la obesidad”, añadió.
El descubrimiento, dirigido por la facultad de medicina de Yale y en el que participó el Baylor College of Medicine, se efectuó cuando el investigador Yann Mineur estaba estudiando un potencial medicamento antidepresivo que actúa sobre esos receptores y vio que los ratones que lo habían tomado comían menos que aquellos a los que no se les había suministrado la droga.
Al tratar de averiguar la causa, se observó que un subtipo específico de receptor nicotínico, el a3beta4, determina cuánto come un individuo y que cuando la nicotina se une a este receptor, se activan las neuronas de proopiomelanocortina (POMC), que cortan el apetito y aumentan el gasto energético.
Mineur reconoció a EFE que hay muchos otros factores que influyen en la necesidad de comer y otros efectos potenciales de los cigarrillos sobre la alimentación, además del mecanismo descrito. “Pero se ha demostrado que a igual número de calorías, los no fumadores engordan más kilos que los no fumadores“, señaló.
EFE