Ya sea cosa del azar o del destino, Wembley volverá a marcar la historia de dos de los grandes clubes de Europa. Manchester United y FC Barcelona se disputan este sábado el trono continental en el escenario donde todo comenzó para ambos.
Un 29 de mayo de 1968, con Wembley como testigo, Bobby Charlton y George Best condujeron al United hacia su primera Copa de Europa ante el Benfica de Eusebio. En un partido épico, los Diablos Rojos fueron capaces de marcar 3 goles en la prórroga tras el empate a uno con el que terminó el tiempo reglamentario. 24 años después, el Barcelona dirigido por Johan Cruyff espantaba de golpe los fantasmas de las dos finales anteriores perdidas gracias a un gol de falta de Ronald Koeman que daba al Dream-Team la victoria por 1-0 ante el Sampdoria. Wembley fue también entonces el escenario del triunfo de un estilo de juego inspirado en el “fútbol total” holandés y en el que, junto a estrellas internacionales como Michael Laudrup o Hristo Stoichkov, brillaba un joven Pep Guardiola.
Dos años después Barcelona y Manchester vuelven a verse las caras. Con tres títulos de Champions en su haber, ambas entidades buscan un cuarto entorchado que les acerque al palmarés de sus rivales íntimos: Real Madrid (9) y Liverpool (5). Ferguson, además, espera conseguir la que sería su tercera Liga de Campeones; Guardiola su segunda como técnico y tercera en total. Ambos equipos y entrenadores, pese a las diferencias, han vivido caminos paralelos, y Wembley vuelve a aparecer ante ellos.
Eso sí, el estadio que este sábado acogerá la final no es el mismo que vio jugar a Bobby Charlton y en el que Koeman marcó el gol del 92. El viejo Wembley, demolido en 2003, ha dado paso a un nuevo estadio más moderno y con más capacidad. Pero se mantiene algo más que el nombre. Se mantienen el espíritu y el significado que “Wembley” tiene para los aficionados de United y Barça.