Ciclo de películas de Andrei Tarkovsky

La Filmoteca PUCP presenta la retrospectiva completa de la filmografía del realizador ruso Andrei Tarkovski, una aproximación a su mundo creativo, a su calidad de ser uno de los artistas mayores del cine mundial. Siete largometrajes componen la obra de este maestro único, “el cineasta de culto por excelencia”, como lo define el director español Víctor Erice. Las proyecciones serán en formato fílmico (en el caso de las cinco primeras películas) y digital (en el caso de Nostalgia, Sacrificio y los documentales).

Si no hubiera fallecido en diciembre de 1986, Andrei Tarkovski sería uno de los prestigios mayores de la entonces nueva cultura soviética en transformación. A esos cambios contribuyó ciertamente su obra, marginada y apenas difundida hasta 1987: sus filmes fueron presentados en pequeñas salas porque se sospechaba que el público común (quizás popular) no habría de comprenderlos, objeciones que aumentaron a partir de 1983, cuando el cineasta sale de su país en tiempos de Brezhnev, aunque se convirtieron en actos de homenaje cinco años más tarde en época de Perestroika, pero después de su muerte.

Seguramente el mayor cineasta soviético después de Eisenstein, Tarkovski nació en 1932 en Zavrasje, Yurevetsz (hoy Kadiski), hijo del poeta Arseni Tarkovski, a quien con frecuencia cita en sus filmes. Estudiante de música, pintura, lenguas estranjeras, practicante de geología en Siberia, alumno de Mikhail Romm en la escuela de cine de Moscú, debutó en el largometraje en 1962 con La infancia de Iván, que reveló a un talento seguro y fue objetada por algunos sectores por su individualismo y sus tendencias míticas, pero que le valió el mayor premio en el Festival de Cine de Venecia.

Tras esa historia bélica vendría Andrei Rublev (1966), biografía de un famoso pintor de íconos de la Rusia Medieval, fue prohibida por las autoridades soviéticas durante cuatro años. Siguieron el relato de ciencia ficción basado en novela del polaco Stanislaw Lem, Solaris (1972); la hermética y fascinante El espejo (1974), una telaraña de memorias personales con una estructura radicalmente innovadora. Y la ambiciosa Stalker (1979) su última película rodada en la Unión Soviética, para luego filmar en el exilio dos películas más: Nostalgia (1983), en Italia, país donde decidió vivir su autoexilio, y Sacrificio (1986, en Suecia), emprendida cuando el cineasta se sabía ya muy enfermo, y por la que ganó cuatro premios en el Festival de Cine de Cannes. A fines de 1986 Tarkovski falleció debido a un cáncer de pulmón.