Lunes, 25 de Noviembre del 2024
Mientras la oposición y la prensa auguran el fin de una era, el Primer ministro italiano Silvio berlusconi orquesta una compleja estrategia legal para esquivar el banquillo. Explotará al máximo su último capital político.
Cuando el Tribunal de Milán confirmó que lo procesaría por prostitución de menores y abuso de poder, Berlusconi Consultó su margen judicial con Niccolò Ghedini, diputado y jefe de su equipo de abogados. Midió su alianza con Umberto Bossi, líder de la ultraderechista Liga Norte. Y por fin vaticinó: “Sólo digo que no estoy preocupado. Acabaremos los dos años que restan de legislatura“.
¿Delirio mesiánico del Premier? No parece. Más allá de los títulos rotundos de la prensa italiana y mundial, Il Cavaliere dispone aún de un arsenal de recursos políticos que le permitirían aprovechar los vericuetos legales de la Justicia en Italia. Para que el Rubygate no sea el fin de su carrera pública.
“Hay que actuar con urgencia para frenar una sentencia en Milán, que con el juicio inmediato podría llegar a final de mayo y llevar la apelación a septiembre”, se propone en secreto Ghedini, según comenta el corresponsal de ABC en Roma. La preocupación inmediata de Berlusconi no es la cárcel, sino que le prohíban ejercer cargos públicos. Porque la función de gobierno es, precisamente, su último resguardo contra la prisión.
