El foco de tensión se vivió esta mañana en la ciudad de Teresópolis cuando un grupo de personas intentó llevarse alimentos. Actuó la Policía, pero automáticamente todos los comercios cerraron sus puertas. Las autoridades ahora están intentando convencer a los negocios para que reabran de manera de no generar más pánico por el desabastecimiento.
En Nova Friburgo, otra localidad devastada, los habitantes merodean la basura y los remedios tirados a la calle, todo cubierto de barro y suciedad, como consecuencia de la impiadosa inundación.
En paralelo, para evitar más muertes -la cifra oficial es de 510- la zona de las afueras de Río de Janeiro y San Pablo no tiene luz, teléfono ni agua. El exceso de agua con servicio eléctrico aumenta el riesgo de electrocuciones. Las represasde la zona cerraron sus embalses y cortaron el suministro ante el deterioro de la cañería. Para no correr riesgos sanitarios, se decidió clausurar el servicio.