Estas tres botellas forman parte de una caja de doce que fue encontrada a comienzos de 2010 en la cabaña donde se protegió el explorador inglés Ernest Shackleton y conservada hasta ahora en el Museo de Canterbury, en Christchurch, en Nueva Zelanda.
El whisky, de la marca Mackinlay, será analizado por la destilería Whyte and Mackay, en Escocia, propietaria de la marca, para tratar de encontrar la receta de fabricación original.
“Nunca en la historia de nuestra profesión hemos tenido una botella de más de 100 años de antigüedad conservada en frío en una nevera natural”, observó Richard Paterson, de la destilería Whyte and Mackay. “Es un honor poder poner mi experiencia al servicio del análisis de este precioso líquido”, añadió.
La caja de madera que contiene las botellas, marcada con el nombre de la expedición antártica británica de 1907, estuvo bajo el hielo durante más de un siglo, a una temperatura de -30 grados centígrados. Sin embargo, el whisky estaba líquido cuando se abrió el cajón.
La bebida fue probablemente destilada en 1896 o 1897, debido a que Shackleton compró una de 10 años, por lo que sería una de las más antiguos del mundo.
Entre 1907 y 1909, Shackleton fracasó en varios intentos por ser el primero en llegar al Polo Sur, y finalmente se quedó sin provisiones cuando se hallaba a 160 kilómetros del objetivo,que alcanzó en 1911 el noruego Roald Amundsen.