La investigación, liderada por el neurobiólogo Shani Gelstein, publicada por la revista Science, descubre por primera vez una función biológica en los sollozos emocionales.
Muchos animales producen lágrimas, pero sólo el hombre llora. El hallazgo marca una diferencia de componente con las lágrimas, llamada basales, provocadas por las personas para proteger los ojos de las sustancias tóxicas del medio ambiente.
Los científicos del Instituto Weizmann analizaron el olor detectado por hombres en las lágrimas de mujeres por medio de divresos experimentos. Por un lado varios voluntarios hombres debían oler lágrimas que habían llorado mujeres después de ver una película triste y otro grupo debió olfatear gotas de una solución salina que habían rodado por el rostro de esas mismas mujeres.
El estudio arrojó que al contemplar fotografías de diferentes rostros femeninos, aquellos hombres que habían olido las lágrimas eran proclives a considerar a las mujeres menos atractivas sexualmente. De algún modo, la exposición a las lágrimas femeninas había afectado a su cerebro.
Posteriormente se analizó el nivel de excitación física en la testosterona de la saliva de los hombres y se encontró que éstos eran más reducidos en los hombres que habían olido las lágrimas que los que olieron la solución salina.