Vladimir Putin, el hombre detrás de la victoria rusa en el Mundial 2018

Los Juegos Olímpicos de invierno y el Gran Premio de Fórmula 1 en 2014, fueron las otras dos grandes conquistas alcanzadas bajo la gestión del jerarca ruso. Su objetivo es profundizar desde los grandes eventos deportivos el crecimiento total de un país con problemas crónicos en su infraestructura, pero con extraordinarios recursos económicos para afrontar los desafíos.

El jefe de gobierno ruso hizo de este proyecto un reto personal, y anunció, tras conocerse la noticia triunfal, que viajaría de inmediato a Suiza para dar las gracias a la FIFA. “Rusia tiene todo lo que hace falta para llevar el Mundial al mejor nivel posible”, expresó alegre en su primera declaración frente a medios locales.

La implicación personal de Putin fue el mayor acierto de la candidatura rumbo al Mundial. Los inspectores FIFA expresaron de inmediato su encanto por el líder político al aterrizar en Moscú: atraídos por su seducción, dejaron casi en el olvido los inconvenientes de infraestructura a cambio de un juramento de modernismo absoluto en 2018.

Rusia prometió la construcción desde cero en todos sus estadios. Será un total de 13 ciudades que recibirán la cita máxima del fútbol. Y por sus multimillonarios ingresos generados a través del gas y el petróleo, logrará modernizar las carreteras, aeropuertos, vías ferroviarias y capacidad hotelera para la mayor comodidad de los visitantes, quienes recibirán transporte gratuito y podrán ingresar al país libre de visado.

Pese a la felicidad de la mayoría de los rusos, también aparecen los opositores. En la vereda contraria, hay quienes piensan que en la antigua república soviética hay sectores muy importantes donde invertir como la educación, la salud y las pensiones, antes que destinar semejante cantidad de dinero en una Copa del Mundo.