El portavoz de Naciones Unidas, Farhan Haq, explicó que tras una inspección se descubrió que ” la subida de la marea en el río Este provocó un problema con las cloacas de la zona y que los gases que causaban los malos olores no eran peligrosos”. “Como pueden comprobar, el lugar huele a rosas”, bromeó.
Fuentes del organismo señalaron que antes de que se iniciara la jornada de trabajo, se percibía un intenso olor a gas en la planta baja y el sótano del edificio de 38 plantas.
En un principio, la policía de la ONU aseguró que los gases provenían de una fuga relacionada con las obras de remodelación del edificio, por lo que se corría el riesgo de una explosión.
Debido a esas obras, parte de los 6.000 funcionarios que habitualmente trabajan en esa sede central ha sido trasladada desde hace meses a oficinas temporales.