Se paseaba como una fiera dentro del banco y amenazaba “los voy a matar”.
“Esto es un asalto. He venido a llevarme todo el dinero, no hagan nada porque tengo una bomba atómica”, grito amenazante Ruiz Ninasqui Barrios (29), “Castor” o “Loco bomba”, al momento de iniciar su asalto al Banco Continental de Gamarra, en cuyo interior había 34 personas.
Detectives de la Dirincri que vieron el video de seguridad de la agencia bancaria, comprobaron que “Castor” ingresó a ese lugar con una polera y capucha que le cubrían gran parte de la cabeza y solo dejaban ver algo de su rostro. Llevaba, en una mano, un maletín que, apenas ingresó, dejó al borde de la puerta del banco con el cierre abierto.
Por varios minutos, el sujeto se dio el lujo de permitir el ingreso y la salida del público, aprovechando que los dos policías de seguridad se encontraban en los exteriores.
Cuando uno de los efectivos se percató de su extraña presencia, se le acercó, pero Ruiz Ninasqui reaccionó y con una cadena cerró la puerta por dentro. De inmediato se activó la alarma y agentes de las Águilas Negras (Seguridad de Bancos) llegaron al lugar.
En tanto, el desquiciado sacó una pistola y amenazó de muerte a los rehenes. “Los voy a matar”, repetía.
Diez minutos después, y para demostrar que estaba dispuesto a todo, disparó por la espalda a un rehén y, luego, con la cacha del arma, golpeó en la cabeza a una mujer.
A continuación, a otra de las personas cautivas le hizo escribir sus exigencias en papeles: “dos millones de dólares, un helicóptero, una moto, 60 grilletes con sus respectivas llaves”. Especificó que el helicóptero estuviera abastecido con el combustible suficiente para volar mil kilómetros y que la motocicleta tuviera un motor de 400 centímetros cúbicos.
Además, que el piloto de la moto fuera el mismo que iba a volar el helicóptero. En el curso de las tensas negociaciones, cambió el pedido de la moto por una camioneta 4×4. Además, solicitó que le envíen seis pollos a la brasa. Cuando se exasperaba, amenazaba con detonar una “bomba atómica”.
En todo momento “Castor” recorría los interiores, siempre con un dedo sobre el detonador de la bomba tipo cilindro con cartuchos de dinamita que llevaba adherido a su cuerpo. Según testimonio de los rehenes, una a una colocaba las balas en la pistola, pues no tenía cacerina.
EXIGENTE
Curiosamente, no llevó consigo un teléfono celular y usaba los de los rehenes para comunicarse con la policía. El siguiente habría sido parte del diálogo que sostuvo con un comandante de la División de Secuestros de la Dirincri:
PNP:- Nos interesan los heridos y la vida de los rehenes. Déjalos salir, ya tienes el dinero (de la bóveda) que pediste.
RUIZ:- El dinero es una propina, quiero los otros 2 millones.
Antes de ser abatido, habría advertido que si no accedían a sus pedidos, iba a colocar en el cuerpo de cada empleado del banco una “bomba tipo gel”.