Estocolmo, dic. 01 (ANDINA). Los peruanos residentes en Estocolmo organizan diversas eventos para celebrar la otorgamiento del Premio Nobel de Literatura 2010 al peruano Mario Vargas Llosa, la misma que se realizará el 10 de diciembre en la capital de Suecia.
Para los peruanos que viven en Suecia, este invierno nórdico tiene un sabor muy especial. El 10 de diciembre, un peruano concentrará toda la atención mediática y cultural de este país: el Nobel de Literatura.
La mañana del viernes 8 de octubre la imagen de Vargas Llosa era portada de muchos diarios y suplementos: había logrado el Premio Nobel de Literatura.
En la calle Götgatan número 67, en el barrio de Söder, se encuentra el restaurante Latino Deli, que luce en su fachada una bandera peruana junto a botellas de Inca Kola. Su responsable es Esperanza Mattisson, limeña con 25 años en Suecia.
“Siempre he admirado a Mario Vargas Llosa, tanto por lo que es como por lo que representa. Me enteré del premio por mi marido sueco, que me envió un mensaje al teléfono. Después al local comenzó a llegar gente conocida y desconocida para felicitarme. Me sentí orgullosa de ser peruana, me sentí feliz, como si este premio también fuera mío”, dijo.
Esperanza Mattisson pensaba en la alegría que produce que el Perú se muestre al mundo por cosas positivas y no negativas. Súbitamente se le ocurrió la idea organizar en su restaurante, el Latino Deli, una “noche Nobel” para celebrar el acontecimiento.
“Quería organizar una cena Nobel en el restaurante y finalmente terminé organizando tres noches Nobel, porque el interés entre peruanos y no peruanos resultó tan grande que las tres noches el local se llenó. Por fin le conceden el Nobel a alguien que hemos leído, comentaba la gente”, añadió.
Orgullo compartido
Después del anunciado premio, se ha organizado gran cantidad de conferencias, charlas, y cenas Nobel.
Carolina Franco de Johansson ha participado de varias de estas. Profesora de lenguas y literatura, docente de la Universidad de Estocolmo.
Vive en Estocolmo desde 1992 y no tiene problemas alguno al señalar que “de no haber muerto en un accidente aéreo, el indigenista Manuel Scorza habría llegado a ser tan grande como Vargas Llosa”.
La catedrática confiesa que no comparte las ideas políticas de su compatriota. Sin embargo, no duda en recomendar sus libros.
“A Vargas Llosa lo critica mucha gente que no ha leído su obra. Yo quisiera que la gente lo lea más, especialmente los más pobres. Espero que los ciudadanos del mundo conozcan la producción de Mario Vargas Llosa porque ello es lo que les va a dar respuesta respecto de por qué le han dado el Premio Nobel”, apuntó.
La mañana del sábado 28 de noviembre había menos cinco grados de temperatura en Estocolmo. En el tradicional barrio de Gamla Stan, la familia Ortiz visita por primera vez el Museo Nobel. Al margen de la controversia, los peruanos residentes en Estocolmo parecen disfrutar el momento y declaran estar esperando este viernes 10 de diciembre para cenar y mirar por televisión la ceremonia de entrega del Premio Nobel con la familia y los amigos.
“Por fin uno de los nuestros va a recibir este galardón”, dice Carlos Ortiz, en las afueras del Museo Nobel, y bromea: “me siento como si hubiésemos ganado el Mundial de Fútbol. Finalmente, tiritando de frío, se despide y sentencia: “Gracias a Vargas Llosa hemos conocido este museo, gracias a Vargas Llosa hoy somos todos Nobel”, acotó.