La multitud coreó varias veces el nombre del mandatario, que fue la estrella de la fiesta amenizada por cantantes de samba y que tuvo lugar en el histórico escenario de los desfiles del Carnaval carioca.
Durante su discurso, el propio Lula, que el próximo 1 de enero cederá el poder a Dilma Rousseff, recordó que una encuesta divulgada la semana pasada le otorgó el 87% de aprobación entre los brasileños y aseguró que no tiene más del 100% del respaldo popular “porque no se puede”.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, anfitrión y organizador de la fiesta, calificó a Lula como “el mejor amigo” que ha tenido Río. En respuesta, el mandatario destacó que en el pasado las autoridades locales “solían negociar con los delincuentes” y ahora tienen un pacto “con los trabajadores y el pueblo”.
“Queremos devolver a Río lo que merece. Perdió mucho después de que la capital se fuera a Brasilia (1960) y luego siguió perdiendo más y ocupando cada vez más espacio en las páginas policiales”, sostuvo Lula.
Mientras, en una entrevista por RedeTV! levantada por el diario español El Mundo, declaró: “Nunca se puede decir que no. Me da miedo, porque mañana alguien va a ver la entrevista y va a decir que Lula dice que puede ser candidato. No puedo decir ‘no’ porque estoy vivo, soy presidente de honor de un partido, soy un político nato y construí una relación política extraordinaria”.