Se explicó que este término nació en las Américas como un intento de agrupar a la América de habla ibérica (Hispanos y Brasil), que luego se extendió hasta abrazar a la península ibérica y que está dando pasos para integrar al resto de países asiáticos y africanos que fueron colonias ibéricas administradas desde las Américas.
Las cumbres iberoamericanas que se dan cada año desde 1991 cambiaron el mapa geopolítico de la región. Cuando éstas se iniciaron los EEUU estaba en la cúspide de su poder y gracias a que América Latina empezó a coaligarse por primera vez con potencias no norteamericanas es que se avanzó en acercarse a la Unión Europea (con la cual desde 1999 se desarrollan cumbres bianuales que envuelven a esta región más el Caribe con la UE).
Las cumbres fueron impulsadas inicialmente por 2 jefes de Estado ideológicamente contrapuestos: el rey de España Juan Carlos y Fidel Castro. Ambos vieron las oportunidades de éstas para mejorar sus relaciones con Hispanoamérica y Brasil y debilitar la gran hegemonía de EEUU en lo que consideraba su ‘patio trasero’.
España pudo recuperar varias zonas perdidas a la par que se empezó a estructurar como el puente entre América Latina y Europa. Cuba ayudó así a minar el bloqueo y a extender su influencia sobre el resto de la región.
La comunidad iberoamericana, a diferencia de la Commonwealth británica, la Francofonía o la Unión de la lengua holandesa, no es un bloque tras la antigua potencia colonial, sino que es una asociación más igualitaria entre las ramas de dos culturales muy similares. Los 3 únicos miembros iberoamericanos del Grupo de las 20 potencias son México, Argentina y Brasil, pero no España o Portugal.