Martes, 5 de Noviembre del 2024
Un humilde trabajador vio la tragedia. Esperaba a su esposa, sentado al filo del camino, cuando notó al Fokker a baja altura sobre las olas de Ventanilla, igual a una gaviota herida, queriendo aterrizar sobre el mar.
Al principio pensó en una maniobra para volver alzar vuelo, cuando de repente oyó un poderoso estruendo en medio de la cerrada oscuridad de la playa. Después volvió el silencio.
Han pasado 23 años y esa imagen sigue anclada en la memoria de aquel humilde trabajador. Al igual que él, en todo el Perú la herida no cicatriza. Por el contrario, se abre más cada 8 de diciembre.
El país ya vivía el clima navideño cuando Alianza Lima le ganaba de visitante 1-0 a Deportivo Pucallpa, con gol de “Pacho” Bustamante y tomaba la punta del Descentralizado. El mejor regalo que el inolvidable DT Marcos Calderón, cual Papá Noel, podía regalar al equipo íntimo.
El regreso a Lima fue tranquilo, pero justo, poco antes de aterrizar, graves errores del piloto Edilberto Villar Molina llevaron a la nave a estrellarse en las olas de Ventanilla.
Tras el estruendo, vino el silencio. Y allí, en sus tenazas atrapó una brillante generación íntima como Alfredo Tomasini, Luis Escobar, Bustamante, Cavero y Braulio Tejada, entre otros, junto a Peña y Sussoni y veteranos como “Caico” Gonzales Ganoza y “Pechito” Farfán.
Han pasado 23 años de la tragedia. Y la herida vuelve a abrirse.
