Los efectivos teutones, que estarán acuartelados en una base francesa cerca de Estrasburgo, pertenecen al Batallón 291 de los paracaidistas de la Bundeswehr, el ejército alemán. Forman parte de la Brigada Franco-Alemana (BFA), creada en la víspera de la reunificación germana para fortalecer la cooperación bilateral en cuestiones de defensa. Está compuesta actualmente por casi 6 mil agentes de los dos países que realizan operativos conjuntos.
“Para mí es un símbolo muy fuerte”, expresó Merkel en una conferencia binacional sobre temas de seguridad en que también estuvo presente su homólogo francés. “El hecho que podamos decir que los soldados alemanes son hoy bienvenidos en suelo francés es un gesto muy importante”, subrayó la canciller alemana.
Por su parte, Sarkozy aseguró que “es un honor recibir soldados alemanes” en su país en tiempos de paz. Los gobernantes habían decidido apostar pelotones alemanes en las afueras de la ciudad sede del Europarlamento el año pasado.
Sin embargo, este gran gesto de amistad franco-alemana suscita obligadamente el recuerdo de momentos históricos que las autoridades de ambos países evitaron mencionar cuidadosamente en los actos oficiales. Francia y Alemania disputaron en tres sangrientas contiendas -la Guerra Franco-Prusiana y los dos conflictos mundiales- las regiones de Alsacia y Lorena, que cambiaron cuatro veces de manos en 65 años.
Francia fue la única potencia aliada en haber librado hostilidades dentro de su territorio y sufrir la ocupación hitleriana. Luego de la victoria, administró una de las cuatro zonas en que quedaron dividas Alemania y Berlín.
De hecho, hasta ahora todas las guarniciones de la BFA, única fuerza militar binacional del mundo, se encontraban en Alemania. Quizás por una ironía de la historia, el Batallón 291 compartirá en Francia la base de la Segunda Brigada Blindada francesa. Esa unidad es heredera de la división del mariscal Leclerc que liberó a Estrasburgo de los nazis en 1944.