“La investigación toxicológica ha demostrado que muchas de las partículas metálicas que lleva el humo de los fuegos artificiales son bioreactivas y pueden afectar la salud humana”, explica Teresa Moreno, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea CSIC) y autora principal del estudio que fue publicado por la revista científica Journal of Hazardous Materials.
La amplia variedad de colores y efectos de estas exhibiciones se consigue debido a la adición de metales en la pólvora. Al momento de llevarse a cabo el espectáculo pirotécnico se origina mucho humo y se liberan diminutas partículas metalíferas (de un tamaño de varias micras o menos), lo suficientemente pequeñas como para ser inhaladas profundamente en el pulmón.
“Esto supone un riesgo para la salud, y probablemente los efectos son más agudos en personas con antecedentes de asma o problemas cardiovasculares”, señaló Moreno
“En individuos sanos todavía se desconocen las consecuencias, pero el sentido común nos dice que nunca es bueno inhalar las altas dosis de partículas metalíferas de este humo, aunque solo suceda en ocasiones puntuales a lo largo del año”, añadió la experta.