El presidente de los EEUU, Barack Obama, retoma su agenda exterior con una gira por Asia. Buscará además favorecer la apertura de mercados dinámicos a productos de su país.
Obama inició su visita a Bombay con un homenaje a las 166 víctimas de los atentados de 2008 contra el lujoso hotel Taj Mahal. Allí se alojará el presidente. Transmitió un “mensaje claro de que la India y los EEUU están unidos en la lucha contra el terrorismo, y en la determinación de dar a sus pueblos un futuro de seguridad y prosperidad”. En breve discurso evitó mencionar a Pakistán, señalado por las autoridades indias como responsable del ataque.
El combate al terrorismo es uno de los temas que el presidente abordará en la gira. En los últimos dos años, los EEUU realizaron más maniobras militares junto a la India que a cualquier otro país. Se trata de un aliado clave en la guerra de Afganistán, donde invirtió 1500 millones de dólares en proyectos de desarrollo, y una pieza crucial para equilibrar las delicadas relaciones de Washington con Pakistán.
Pero, sin dudas, el tema que convoca a Obama a Asia es la economía. Los sondeos en su país revelan que la mayor parte de los votantes que contribuyeron a la aplastante victoria de los republicanos en las elecciones legislativas lo hicieron porque están disconformes con la gestión económica del gobierno demócrata. La crisis y el desempleo arruinaron la confianza de una población desencantada con el “apóstol del cambio”.
“Es difícil exagerar la importancia de Asia para nuestro futuro económico”, sostuvo el mandatario en un editorial del viernes en The New York Times. “Puede ser tentador, en tiempos de dificultades económicas, cerrarse, alejarse del comercio con otras naciones. Pero en nuestro mundo interconectado, ese no es el camino del crecimiento y no es el camino para la creación de empleo. No podemos quedar al margen de esos mercados”.
Pese a la importancia de los temas que tratará en la India, el presidente sigue a la defensiva luego del fracaso electoral. El hecho de que tuviera que cancelar su recorrido por el Templo Dorado de Amritsar, lugar sagrado de la religión sij, para evitar el uso de turbante, llamó más la atención en los EEUU que los negocios o la lucha contra el terrorismo. Washington prefirió desairar a la numerosa comunidad sij que dar un nuevo argumento a los fanáticos del Tea Party.