El boom del consumo y el turismo que se desata cuando se celebra una boda real puso al empresariado del país a trabajar para sacar provecho del casamiento del príncipe William con su novia Kate.
La boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton el próximo año reportará unos 620 millones de libras (€731 millones, cerca de mil millones de dólares) a la economía británica, según la consultora Verdict.
Además, se estima que la Boda Real atraerá a la capital británica más de 600 mil turistas adicionales en 2011, según cálculos de la oficina de turismo de Londres, Visit London, que estima que el enlace del Príncipe Guillermo con su novia Kate Middleton podría generar entre 30 y 50 millones de libras esterlinas (35 y 60 millones de euros) de beneficio turístico por el incremento de visitantes.
También en Kenia, donde el príncipe Guillermo de Inglaterra propuso matrimonio a Kate Middleton, ya comienzan a promocionar el lugar como destino turístico. Se trata de los lagos del Parque Nacional del Monte Kenia, un lugar de gran belleza natural. El príncipe llevó en su mochila el anillo de compromiso durante varios días hasta encontrar el momento adecuado para hacer la pregunta a Kate, alquiló un helicóptero para viajar hasta los lagos Rutundu y Alice, rodeados de montañas con picos nevados.
La producción de vajilla de porcelana con las imágenes de los tórtolos ya comenzó. La empresa Aynsley anunció que ya se puso en marcha para hacer frente a la demanda que se viene (ver foto). La expectativa es muy grande, ya que el casamiento del príncipe Guilermo, el segundo en la línea de sucesión al trono, con Kate Middleton, promete una ola de consumo.
La realeza británica aporta anualmente a Gran Bretaña unos 500 millones de dólares de ingresos por turismo y se espera que el evento capte la atención mundial y también un aumento de las visitas. A pesar de que no se conoce aún la fecha, se estima que será a mediados del año próximo.
La realeza británica está al tanto de la situación y actuará en consecuencia. Fuentes cercanas al Palacio de Buckingham comentaron al Finantial Times que el príncipe está “muy al tanto de la situación financiera actual”, y no querrá aparentar un derroche de los fondos públicos. Con la misma intención, la reina Elizabeth II suspendió recientemente su habitual fiesta de Navidad.