Las fuerzas del orden, 800 soldados enviados como refuerzo, 40 vehículos, cinco carros de combate con ametralladoras y varios helicópteros con luces infrarrojas, ya han entrado en el mayor y más violento grupo de favelas de Río de Janeiro, el llamado Complexo Alemão donde se han ido concentrando en los últimos días los cerca de 1.000 narcotraficantes que huían de los barrios ya pacificados en los que las fuerzas de seguridad habían logrado instalarse.
La difícil y compleja incursión de policías y militares, que necesitaron varias horas para sellar las 44 entradas y salidas de la favela para impedir que huyeran los traficantes, fue precedida por intensos tiroteos que se prolongaron durante dos horas. Los narcos, ante el imponente despliegue armado de la policía militar y del Ejército, con las caras pintadas, vestidos de negro y jugándose el todo por el todo, disparaban agazapados en las esquinas de la barriada.
El gran ataque al Alemão había sido autorizado por el presidente en funciones, Luiz Inácio Lula da Silva, en persona y por el ministro de Defensa, Nelson Jobim. La orden era entrar pero evitando muertes de civiles. A causa del cierre del espacio aéreo, los medios de comunicación no pudieron esta vez captar imágenes desde helicópteros. Según la prensa, en el primer choque entre militares y narcos se produjeron sólo heridos, entre ellos un fotógrafo de la agencia Reuters. Según testimonios de habitantes de la favela, recogidos por redes sociales, se han visto cadáveres en las calles. A los hospitales sólo han sido trasladadas, sin embargo, ocho personas heridas.
Apoyo de la población
Esta vez, sin embargo, la población, aunque reacia aún a hablar con los periodistas por miedo a represalias futuras, se puso abiertamente de parte de los militares. Desde las ventanas se veían agitar banderas blancas y carteles escritos a mano, con caligrafía de niño con la palabra PAZ en mayúscula.
El comandante militar, el general Adriano Pereira Júniror, afirmó esta mañana que no sabe durante cuánto tiempo se prolongará la ocupación del Complexo Alemão. “Hemos entrado hoy, pero no sabemos cuándo vamos a salir”, afirmó.