El FBI supo que un joven somalí de Oregon quería atacar durante una ceremonia navideña. Un agente se hizo pasar por terrorista y le entregó un coche con falsos explosivos. Lo detuvieron cuando intentó detonarlos.
Mohamed Osman Mohamud apretó el botón seguro de que mataría a los ciudadanos que asistían a la inauguración de un árbol de Navidad en Portland. Él mismo había visto los seis tanques metálicos de 200 litros conectados a cables detonadores, ocultos en la camioneta que habían dejado estacionada en el centro de la ciudad. Pero no hubo explosión.
Su cómplice le sugirió que bajara del auto para buscar mejor señal con el teléfono móvil, adaptado para hacer estallar la bomba. Cuando lo hizo, los efectivos del FBI salieron de su escondite y lo redujeron. “¡Allahu Akhbar!“, gritó en árabe, mientras pateaba a los agentes. Significaba “Dios es grande”.
“La determinación escalofriante de este acusado es un fuerte recordatorio de que hay gente, incluso aquí en Oregon, decidida a matar estadounidenses”, sostuvo el fiscal federal Dwight Holton. El funcionario reveló detalles de la operación encubierta que el FBI había abierto en junio alrededor del joven de 19 años. Será juzgado bajo el cargo de intento de uso de arma de destrucción masiva.
Según la denuncia en manos de la Justicia, Mohamud se había comunicado con un “colaborador” del noroeste de Pakistán desde agosto de 2009. A fines de ese año, ambos intercambiaron correos electrónicos en código donde el potencial terrorista hablaba de viajar a Pakistán para prepararse para la yihad, guerra santa.
A partir de junio, un hombre del FBI se hizo pasar por un contacto del colaborador de Mohamud. Se reunió con el joven en Portland y conversaron sobre la necesidad de una yihad violenta. El somalí le reveló que quería ejecutar un atentado con un coche bomba en la ceremonia de vísperas navideñas. Su interlocutor le ofreció las herramientas.
Manejaron juntos hasta el centro de Portland, en la camioneta con explosivos. La estacionaron en el lugar indicado y se reunieron con otro oficial encubierto, que los llevó en auto hasta la estación de trenes. Mohamud sólo supo que los cables detonadores estaban desactivados cuando la policía lo detuvo.
“La amenaza fue muy real. Nuestra investigación revela que Mohamud estaba absolutamente decidido a llevar adelante un atentado a gran escala”, subrayó Arthur Balizan, agente especial a cargo del FBI en Oregon. “En cualquier caso, le negamos la capacidad de hecho de llevar adelante el atentado”. Por esta vez, el engaño funcionó.