Durante la entrevista que dio lugar al libro La luz del mundo, Benedicto XVI utilizó la palabra “prostituto“, en alemán, al aceptar el uso de preservativos para frenar el sida. Sin embargo, la traducción italiana prefirió el término en femenino.
El texto original en alemán se limita a levantar el anatema del catolicismo sobre los preservativos para los prostitutos, aunque en la traducción italiana ese término fue traducido como “prostitutas”. Pero según el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, el Papa tenía en mente tanto a hombres como a mujeres, asegurando que hubo un error de traducción. “Que se trate de un hombre, una mujer o un transexual prostitutos, es lo mismo: el mensaje es que hay que evitar poner en riesgo la vida del otro, un primer paso hacia la responsabilidad”, insiste.
A pesar de aceptar el uso del preservativo, el jefe de la Iglesia católica no considera este anticonceptivo suficiente para vencer el sida. “Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que todo no está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere. Sin embargo, esa no puede ser la verdadera manera para vencer el sida. Es necesaria una humanización de la sexualidad”, estima el Papa. Por su parte, Seewald lamenta que la cuestión de los condones haya centrado el interés de la extensa entrevista de Joseph Ratzinger. “Nuestro libro trata de la supervivencia del planeta amenazado, el Papa hace un llamamiento a toda la humanidad, nuestro mundo se derrumba, y la mitad de los periodistas sólo se interesa en el tema de los preservativos”, sostuvo el periodista alemán en la presentación de la obra.”Es algo ridículo, penoso”, dijo Seewald, sin referirse a las víctimas de la pandemia del sida en todo el mundo.
El libro tiene “algo nuevo: logramos un conocimiento personal de este Papa, vemos a Benedicto XVI tal como es, sin falsas interpretaciones (…)”.”Es un hombre anciano, de 83 años, cansado, que tiene una pesada responsabilidad”, pero que “sigue siendo auténtico y que no cambió de esencia ni de personalidad”, añadió Seewald, que ya había escrito dos libros sobre Ratzinger antes de que éste fuese elegido Papa.