Domingo, 28 de Abril del 2024
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Alberto Quintanilla presenta serie de dibujos en tinta china y carboncillo

Publicado el 19/11/10

El artista cusqueño, Alberto Quintanilla, laureado en Europa, presenta ahora una exposición “para revalorar el dibujo”: Quintanilla en blanco y negro, serie de obras en gran formato, hechas en tinta china, carboncillo y pintura negra.

“Visito las exposiciones en Lima, y no veo dibujos. Solo hay instalaciones, acciones, performances… un montón de cosas terribles”, afirma categórico Alberto Quintanilla.

Las creaciones tienen su acostumbrada temática de mitos andinos y personajes fantásticos.

En los malabaristas de cuatro brazos, los perros peruanos aullando a la luna, sus delirantes músicos o bufones sobre monociclos y sus figuras de Santiago Mata Indios, está su obra.

Podría decirse que se extraña el color de sus cuadros, siempre con tonos intensos, sean cálidos o fríos. Sin embargo, estamos ante otra visión de las cosas: “en el color se debe encontrar un tono, en cambio en el blanco y negro hay que buscar el impacto”, comenta el artista.

Y así, estamos ante la secuencia de esa violencia no vista, en el movimiento insinuado de sus personajes, en el “manejo de la pluma, el pincel, el claroscuro, el gesto”, que destacan más en la ausencia de color. Los contrastes del dibujo, forma básica para el arte.

“Es una disciplina que exige mucho rigor, y no está pasado de moda como piensan algunos. Que la tinta china es algo viejo… eso dicen los idiotas”, afirma Quintanilla.

Interrogaciones del arte
Quintanilla, de quien Pablo Picasso dijera es el “primer aporte peruano a la pintura universal”, radica en París hace varias décadas. En contacto con las vanguardias europeas, él considera sin embargo que su obra es fruto del legado prehispánico. Desde esa perspectiva, el creador propone “una nación con artistas pensadores”.

De ahí la posición crítica de Quintanilla a algunas muestras que se exhiben en Lima. “Tienen presentaciones rimbombantes en obras que el público no comprende ni disfruta. El espectador sale desconcertado y el artista cree que nadie puede entenderlo”, afirma.

Frente a eso, Quintanilla revalora lo elemental. Al definirse a sí mismo como creador, refiere que no puede explicar su obra –”no soy un científico, soy un inventor”, dice–, pero que busca producir un efecto, una emoción en el público.

“El arte debe crear una atmósfera de interrogación, que quien lo vea se pregunte algo, concluye. Sus cuadros cumplen con ello.



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