Miercoles, 1 de Mayo del 2024 
La Justicia chilena imputará formalmente hoy a una profesora de párvulos que olvidó a un menor de dos años en el interior de un automóvil frente a un jardín infantil de Santiago, lo que provocó la muerte por asfixia del infante, informaron fuentes judiciales.
A pesar de que Borja López Ojeda había estado enfermo el domingo, sus padres decidieron enviarlo igual ayer al jardín. Su profesora Eugenia Elizabeth Riffo Tapia, de 39 años, pasó a buscarlo por su domicilio junto a otros tres pequeños más, rumbo al Centro Educativo Mandarino ubicado en Huechuraba. La mujer recibía un pago extra por el servicio en virtud de un acuerdo informal con los padres.
Como las clases comenzaban a las 13.30 y la docente estaba retrasada unos 15 minutos, bajó a los otros niños raudamente y en el apuro habría “olvidado” a Borja sentado en su silla de seguridad. Una vez finalizada la jornada habitual de clase, a las 17 horas, la mujer se dirigió a su vehículo donde se encontró con el cuadro fatal: Borja yacía muerto sentado en la butaca.
El niño fue llevado de inmediato a un centro asistencial pero los intentos por revivirlo fueron en vano. Si bien hasta el momento se desconoce con exactitud la causa de su deceso, habría incidido que Borja estuvo encerrado por más de cuatro horas expuesto a los casi 30 grados de temperatura que registró ayer la capital chilena.
En declaraciones al diario chileno Emol, el padre del menor manifestó que están viviendo “una situación tremendamente difícil, incomprensible” y que “aún hoy pareciera que no está ocurriendo, que es una pesadilla de la cual queremos despertar”. Agregó que la muerte de su hijo les ha causado un “dolor tremendo” y que “ya no nos quedan lágrimas, es un dolor indescriptible, un vacío interior que no creo se llene nunca”.
El abuelo de Borja relató lo acontecido en la tarde de ayer: “Lo fui a buscar al jardín a las 5 de la tarde, me dijeron que no había ido. Fui a la casa, le pregunté a la nana por qué no lo había mandado y me dijo ‘¡Cómo! Si lo mandé, lo retiró la tía’. Fui de nuevo al jardín y ahí lo tenían en una colchoneta tratando de reanimarlo”.
Un equipo de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) se presentó hoy en el centro escolar para determinar si cumple con los requisitos y para aclarar por qué la profesora trasladaba en su automóvil particular a un grupo de niños desde sus domicilios, algo prohibido por la legislación chilena sobre transporte escolar.
“Nos preocupa saber si este contrato existía entre la docente y los padres, o si estaba establecido por el jardín”, indicó Guida Rojas, directora regional de la Junji.
“La educadora en su vehículo no cumple con los requisitos que se han establecidos para transportar escolares, y menos niños de educación parvularia”, agregó.
