La tradicional ceremonia del “grito”, en la que el presidente de la república lidera una serie de “vivas” a los héroes de la independencia y a la nación mexicana, tendrá lugar -como de costumbre- en el Zócalo, en Ciudad de México, poco antes de las 23:00 hora local.
El costo de las celebraciones, que durarán 10 horas y movilizarán a unos 15.000 voluntarios, ascenderá a US$45 millones solamente en la capital.
Pero el “grito” se repetirá en cientos de plazas y delegaciones de todo el país.
Y la factura final de la conmemoración del Bicentenario –en un año en el que además se celebran 100 años de la Revolución Mexicana- ascenderá a un total de US$230 millones, lo que no ha dejado de ser objeto de polémica.
También estarán “blindadas” las celebraciones en otras partes del país, después de que este año se registraran ataques con coches-bomba en Ciudad Juárez y en Ciudad Victoria, estado de Tamaulipas, en hechos atribuidos al crimen organizado.
La plaza principal de Ciudad de México, donde caben unas 100 mil personas, tendrá esta vez un cupo restringido a 50.000, entre ellas invitados especiales.
En el Zócalo Calderón lanzará los “vivas” a la Patria por la noche en el balcón del Palacio Nacional, y mañana se realizará un desfile militar.
En Ciudad Victoria, Tamaulipas, el Ejército vigila el Palacio de Gobierno, en el cual dará el “Grito” el gobernador Eugenio Hernández, y en otras capitales estatales también se han montado cercos de vigilancia, con arcos detectores de metales.
La violencia del crimen organizado, que dejó más de 8 mil muertos este año, ha opacado los festejos y obligado a extremar precauciones o reducir las celebraciones populares en varios estados del país, especialmente en el norte.
Muchos esperan que la majestuosa celebración tenga un impacto positivo sobre el ánimo del país y con ello sobre su economía y su capacidad para hacer frente a los numerosos problemas que lo agobian.
Otros han criticado el gasto excesivo y acusan a las autoridades de haber desperdiciado una oportunidad de oro para generar mayor reflexión y debate.
En cualquier caso, como dicen en México, lo bailado nadie se los va a quitar.