En el 2009 se celebraron los bicentenarios de los gritos libertarios de Bolivia y Ecuador y en el 2010 se conmemoran los de las independencias de 5 de las 6 mayores repúblicas hispanoamericanas: Venezuela, Argentina, Colombia, México y Chile.
Muchos hablan de que estos acontecimientos marcan el bicentenario de América Latina, aunque, como veremos en esa nota, ello no es exacto.
La primera república latinoamericana se creó hace 206 años (Haití) y aún hoy 5 de los 6 países francófonos de América Latina más otros 2 donde la población habla una lengua latina (Aruba y las Antillas holandesas cuyos habitantes hablan el papiamento, un derivado del español y del portugués) siguen siendo dependencias de la Unión Europea. La mayor nación latina de todos los tiempos (Brasil) recién se independizó en 1822 y solo en 1889-90 se constituyó como una república.
Tal como lo sostiene la exposición especial de la Biblioteca Británica lo que se conmemora son 200 años de las independencias hispanoamericanas.
Este proceso que se inició en 1809-1810 solo culminaría en 1898 cuando España pierde ante EEUU el control de sus últimas colonias transoceánicas (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las Indias orientales). Muchos autores reclaman que el proceso de la independencia hispanoamericana aún no se ha acabado pues Puerto Rico es un estado libre asociado de los EEUU (aunque éste nunca ha querido votar por su separación) o porque la región al sur de EEUU sigue muy dominada por los capitales y las políticas emanadas en Washington.
Lo ocurrido hace dos siglos no solo significó el inicio de las primeras repúblicas hispanas sino también la gestación de la actual Ibero América.
El concepto de Ibero América nació para expresar a las naciones hispanoamericanas más Brasil, pero con el tiempo se fue extendiendo hasta integrar a España y Portugal. Hoy, a medida de que Filipinas, Guinea Ecuatorial y Timor Este participan ya en las cumbres anuales de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y ésta ha abierto sus puertas a todas las naciones de habla hispana y portuguesa del mundo, es que este concepto se amplía.
Ibero América no es una imposición colonial sino, todo lo contrario, una fuerza de la pujanza de la América de habla hispana y lusa que termina absorbiendo con ella a sus antiguos colonizadores en un bloque donde el 90% de sus habitantes reside en las Américas y donde todos sus 3 representantes en el Grupo de las 20 potencias son del Nuevo Mundo (México, Brasil y Argentina).
Decimos que Ibero América se gestó hace dos siglos por los siguientes motivos. En 1808 las monarquías de Portugal y España, las cuales se forjaron hasta el siglo XV luchando hasta desalojar a los moros de Europa, por primera y única vez en su historia fueron ocupadas por una potencia extranjera (Francia).
Este proceso generó un radical cambio en el mundo de habla ibérica. Este, de estar liderado por Lisboa y Madrid (las cuales en 1580-1640 pasaron por un breve periodo de unidad), pasan a generar una treintena de nuevos Estados en una dinámica que se inició en 1810 y que culminó 165 años después con la independencia de las últimas repúblicas ibero-hablantes del África y de Timor Este.
En la lucha contra la ocupación francesa de la península ibérica se foguearon varios de los futuros líderes de la independencia hispanoamericana (como el general San Martín, libertador del Cono Sur, Chile y Perú) y se conformaron las primeras juntas autónomas en las Américas (como las de Bolivia y Ecuador en 1809).
En 1808 cuando la monarquía portuguesa se traslada en pleno al Brasil ocurre un suceso inédito en la historia. Por primera y única vez en la historia un país del Nuevo Mundo encabeza un imperio real dispersado en 3 continentes del Viejo Mundo. Río de Janeiro se torna la capital del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, el mismo que gobierna Madeira y las Azores en el Atlántico, Ajudá, Cabo Verde, Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Angola y Mozambique en el África, Goa y otras dependencias en India, Macao en China y Timor Este en Australasia.
En 1812 las cortes de Cádiz aceptan que hay dos tipos de españoles: los peninsulares y los americanos, los mismos que son iguales.
Hace dos siglos surgen las primeras repúblicas hispanas, las mismas que separan a España de los que entonces eran denominados los ‘españoles americanos’. También Brasil se convierte en la sede del imperio portugués y por esa vía sienta las bases de lo que sería en 1822 el nuevo imperio brasilero (el cual duraría hasta 1889 y sería el único que se dio en las Américas post-colombinas aparte de los dos breves imperios mexicanos en 1821-23 y 1863-67).
Gran Bretaña jugó un rol clave en esa dinámica. Sus tropas ayudaron a la independencia de España y Portugal ante Francia y a las de los hispanoamericanos. Londres sirvió como punto de reunión y planes para los separatistas criollos.
Hace dos siglos cuando España y Portugal se libran tanto de la ocupación gala como de la posesión de sus colonias, cuando se da paso a las nuevas republicas hispanoamericanas y cuando el Brasil se convierte primero en sede del imperio portugués y luego del suyo propio es que se puede hablar de la gestación de Ibero América: un bloque entre iguales entre los países de habla ibérica del viejo y nuevo mundos.
¿Bicentenario de América Latina?
América Latina está compuesta por 3 categorías: los países francófonos, los hispanos y Brasil. En una versión más amplia también incluye a los de habla inglesa y holandesa de Sud y Centro América.
La independencia de Haití se dio en 1804, seis años antes de la proclamación de las nuevas repúblicas hispanas. Su proceso fue muy diferente. En la primera república negra del mundo se dio una rebelión de esclavos de origen africano quienes tomaron el poder, mientras que en Hispanoamérica lo que se dio fue un levantamiento de una parte de la élite criolla la cual, tras inicialmente pedir la restauración del rey español Fernando VII depuesto por la invasión francés a Madrid de 1808 se radicalizó. Sin embargo, los negros e indios no jugaron un rol protagónico en esas independencias, muchas de las cuales siguieron manteniendo la esclavitud o la servidumbre durante muchas décadas más.
Brasil tuvo un proceso muy diferente. Allí no hubo una guerra civil que creó varias repúblicas. Este coloso se mantuvo unido y bajo una corona hasta 1889. En 1808 Brasil fue el único país americano que llegó a ser la sede de un imperio ultramarino pues allí llegó la monarquía de los Braganza escapando de la Lisboa que había sido ocupada por Napoleón Bonaparte. Después de que en 1821 el rey portugués Juan VI decidió trasladarse a Lisboa, su hijo Pedro proclamó que se quedaría y en 1822 creó el imperio del Brasil, el mismo que duraría 57 años.
Mientras en Haití en 1804 se dio entonces a revolución más radical del mundo y el resto de las dependencias francesas aún siguen bajo el control de París, en Hispanoamérica post-1810 se crearon nuevas repúblicas criollas que guerrearon contra España y también mucho entre sí mismas. En Brasil, en cambio, se creó una república unida recién en 1889 en tanto que su independencia fue la proclamación de la soberanía de una rama de la misma familia real ante otra.
En cuanto a los países de habla inglesa y holandesa de América sud y central las independencias se empezaron a genera hace solo medio siglo, aunque el proceso es incompleto pues muchas de ellas aún son parte de la monarquía británica o de la holandesa.
América Latina es un concepto que nació medio siglo después de las gestas libertarias de Sud y Centro América a inicios del siglo XIX. Además, surgió para negar la soberanía adquirida.
En 1861 el segundo imperio francés invadió México apoyado por fuerzas españolas, británicas y belgas para tratar de apoderarse del que fue el mayor y más rico territorio hispanoamericano. Esto generó una cruenta guerra que culminó en 1865-67 con la victoria de las fuerzas republicanas nacionalistas del presidente Benito Juárez.
Francia, para reclamar mejor sus pretensiones, le dio mucha fuerza al término de América Latina, con el cual pretendía irrogarse prerrogativas sobre las nuevas repúblicas sud y centro americanas que rezaban en latín y hablaban una lengua latina (francés, español o portugués). Este concepto fue mantenido por Londres y Washington quienes, así, querían debilitar las pretensiones de Madrid sobre sus antiguos dominios.
América Latina, un término incorrecto
Además de ser un concepto creado a mediados del siglo XIX por Francia para buscar conquistar territorios americanos, el término América Latina siempre ha sido equívoco por diversas razones.
Primero, porque corta a los americanos del sur y centro con más de 65 millones de latinos de Norte América: los 55 millones de hispanos y el millón de luso-hablantes de EEUU, y los 8 millones de francófonos y un millón de hispanos del Canadá.
Canadá (el mayor y más nórdico país americano) llegó a tener en el siglo XIX más hablantes del francés que de otro idioma (incluyendo el inglés) y aún hoy más del 90% de los hablantes nativos del francés en las Américas se hallan en Quebec y otras partes del Canadá. La mayoría de la población de Haití y de las 5 dependencias francesas en Sud y Centro América hablan idiomas criollos que combinan una gramática africana con un léxico galo.
Brecha falsa
Segundo, porque crea una brecha entre los países latinos con los no latinos de Sud y Centro América. Trinidad y Tobago y la mayoría de Guyana, pese a que fueron administradas por Bogotá hasta inicios del siglo XIX (y que eran parte del proyecto de la Gran Colombia de Bolívar) no son consideradas parte de América Latina. Lo mismo ocurre con Jamaica, isla llena de nombres en español que evidencian que esta fue una dependencia de Madrid y desde la cual Bolívar elaboró su famosa carta pro-independencia. Belice, donde la mitad de su población habla castellano y es parte de América Central, y Aruba y las Antillas holandesas, ubicadas a pocos kilómetros de la costa venezolana y donde se habla el papiamento (un idioma derivado del español y el portugués), tampoco son consideradas parte de América Latina. De los 13 países que conforman la plataforma continental sudamericana la Guyana francesa (que es parte de Latinoamérica) no es miembro de la Unión de Naciones Sudamericanas (en la que si están Surinam y Guyana quienes hablan, respectivamente, neerlandés e inglés) pero si es integrante, en calidad de dependencia de Francia, de la Unión Europea.
Guyana y Surinam, pese a ser parte de Sudamérica, son usualmente catalogadas como naciones del Caribe, aunque sus costas dan al Atlántico y no a ese mar que va desde la costa oeste de Trinidad al sudeste mexicano. Estos dos países, así como otras 11 ex colonias británicas del entorno caribeño, son hoy Estados independientes, los mismos que se asocian a las republicas latinoamericanas en diversas instancias llamadas América Latina y el Caribe (ALC). Desde 1999 la ALC tiene cumbres bianuales con la Unión Europea y desde este año hay una Comunidad de Estados de ALC.
De los 6 países de habla francesa solo uno (Haití) es independiente (aunque es el que tiene más tropas de ocupación en el hemisferio) mientras que los otros 5 siguen siendo dependencias de la república francesa. Esto implica que la gran mayoría de los países francófonos de América Latina no se asocian con el resto de América Latina y el Caribe sino con la Unión Europea, de la que sí son parte.
Por el hecho de que muchos hispanoamericanos y brasileros hablan el francés o pueden entender el papiamento de las Antillas holandesas hay más facilidad de comunicación con los sud y centro americanos de la Commonwealth británica o del Caribe neerlandés. Las diásporas sud y centro americanas de habla inglesa, castellana y portuguesa en Europa suelen tener similares problemas de inmigración, mientras que el de la mayoría de los países de habla oficial francesa u holandesa son parte de la Unión Europea y, por consiguiente, no requieren de visas para establecerse en cualquier país de dicho bloque. De allí que constituya un sinsentido agrupar a las naciones hispanoamericanas y al Brasil con las dependencias francesas y holandesas mientras se les separa del Caribe, de las Bahamas y de la Guyana anglo-parlantes.
Latino
Tercero, porque la palabra ‘latina’ se refiere a un pueblo originario del centro de Italia o a la lengua que hablaban los romanos. Hoy nadie habla el latín como una lengua materna en las Américas (como tampoco el mundo). La mayoría de la población sud y centro americana tiene muy poca sangre de origen italiano o latina.
El término ‘latino’ margina a la herencia africana, indígena o ibera (la cual, a su vez, tiene mucho de africana y árabe). Al momento en que Francia creó el término ‘América Latina’ la mayoría de la población de México, Guatemala, Paraguay y de los Andes Centrales hablaba lenguas amerindias. Aún hoy los afro-descendientes conforman la mayoría o gran parte de la población en Cuba, la República Dominicana, Honduras, Brasil, Colombia y Venezuela.
Mariátegui, Haya de la Torre y otros admiradores de la revolución mexicana quisieron emplear el concepto de Indo-América, aunque éste tampoco es exacto pues la mayoría de la población de Sud y Centro América no es ya de raza indígena y también porque se cortan los lazos con los pueblos amerindios y esquimales de Norteamérica.
Cuarto, porque la mayoría de América tiene raíces latinas. Su propia nombre (América) y su ‘descubridor’ fueron ‘latinos’ europeos. La mayor parte de Norte América (hoy tildada erróneamente de ‘anglosajona’) fue una dependencia de España o de Francia.
Abya Yala
Hoy los congresos amerindios utilizan la palabra ‘Abya Yala’ para designar a todo el continente americano con un nombre indígena. Este vocablo pertenece a la lengua kuna (un miembro de la familia lingüística chibcha del Pacífico panameño que es hablada por unas 50,000 personas). Esta etnia designa a su territorio como ‘kuna yala’ (tierra kuna) y usa una esvástica anterior a los nazis como su símbolo. ‘Abya Yala’ o ‘tierra floreciente’ es un vocablo kuna para designar a un territorio mayor.
Sin embargo, antes del arribo de los españoles ni los pocos kunas ni ninguna de las cientos o miles de naciones amerindias tenían idea de que formaban un continente aparte y por, ende, jamás le dieron un nombre especial. El imperio precolombino más grande que hubo (el inca) apenas tuvo 1,8 millones de kilómetros cuadrados (un 4% de los 42 millones de kilómetros cuadrados del área americana) Es más, las grandes civilizaciones de los dos grandes ríos americanos (el Misisipi y el Amazonas) se desarrollaron sin haber tenido contacto entre ellas.
Abya Yala no diferencia a EEUU y Canadá del resto, pues abarca a todo el hemisferio, y es, al igual que el vocablo ‘América’, un término de una lengua extranjera que se trata de imponer a la inmensa mayoría del continente, la misma que incluso desconoce la existencia de la lengua o etnia kunas.
Colombianos y americanos
Una nomenclatura que se buscó usar para designar a la América de habla ibérica fue la de ‘Colombia’ o la de ‘América’.
El primer concepto fue desarrollado por Francisco de Miranda a inicios del siglo XIX para designar a todo el continente de Colón, en especial las áreas de habla luso-hispana desde el oeste del río Misisipi hasta la Patagonia.
El segundo término fue empleado por los libertadores y por movimientos que buscaban unir a las América de habla luso-hispana como la Alianza Popular Revolucionaria Americana fundada por Haya de la Torre en México 1924, la misma que inspiró a partidos que han gobernado al Perú, Costa Rica, Venezuela o Chile y que utilizó como su bandera una tela roja con el mapa en color oro de la América al sur de EEUU.
Sin embargo, ambos apelativos han cambiado con el tiempo. Colombia pasó de ser un continente a ser la designación del sucesor del virreinato de Nueva Granada para, al final, acabar como el nombre oficial de uno de los países bolivarianos. Ser americano se ha venido convirtiendo no tanto en el gentilicio de quien ha nacido en ese continente, sino en el del más poderoso de los 35 países independientes que componen dicho hemisferio.
El mejor término para designar a la región americana que está al sur de EEUU es el más sencillo de todos: Sud y Centro América. Este incluye a 33 países independientes y a más de 20 territorios. Todos ellos tienen en común un mismo contorno geográfico, un pasado similar y un presente basado en una relación de intercambio y dependencia con los dos grandes poderes del norte (EEUU y Canadá). El concepto ‘América Latina y el Caribe’ es más extenso y menos riguroso.
El apelativo ‘Ibero América’ ya no se limita solamente a los países hispanoamericanos y al Brasil, pues éste se ha extendido. Es la América de habla castellana y lusa que se ha ampliado hasta integrar a sus ex colonizadores y que está en proceso de extenderse hasta las antiguas dependencias del viejo mundo que fueron gobernadas desde el nuevo mundo: Filipinas, Guinea Ecuatorial, y los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (PALOP) y Timor Este los cuales fueron, respectivamente, administrados desde las ciudades de México, Buenos Aires y Río de Janeiro.