La presencia de Nelson Mandela, ex presidente de Sudáfrica, resaltó la ceremonia de clausura del Mundial de Sudáfrica 2010, junto a la cantante colombiana Shakira, quien cantó el Waka Waka.
A bordo de un carrito, abrigadísimo y en compañía de su esposa, Nelson Mandela irrumpió en la escena después de tres minutos en los que sonaban las vuvuzelas y algo grande podía intuirse.
Había que ver cómo lagrimeaban los voluntarios, mientras el líder saludaba y la gente gritaba “Madiba, Madiba”, el nombre popular con que se lo conoce y que significa algo así como “reconciliador”.
A lo largo de 28 minutos, Sudáfrica volvió a conmover al mundo como lo hizo en el mismo Soccer City el 11 de junio. Esta vez no fue una exhibición de los colores, la tradición y las raíces tribales africanas, sino una fiesta de música, color y danza con mucho de contemporáneo.
El campo de juego, tapizado con las banderas de los 32 países participantes del torneo, fue en realidad escenario para el baile y también pantalla de televisión para que millones de personas en todo el mundo repasara las principales imágenes que el Mundial ofreció a lo largo de un mes de fútbol y de celebración.
El Soccer City estuvo a oscuras, sólo iluminado con haces de luz rojos, azules y violetas y con miles de flashes disparados desde todos lados. Grupos de jóvenes representaron a los 32 países, mientras se veía, entre otras imágenes, a Lionel Messi consolado por el cuerpo técnico argentino con la eliminación todavía fresca.
Shakira subió al escenario montado en un costado del campo para reeditar su Waka Waka, It´s time for Africa junto al grupo Freshlyground. Y a continuación, tambores y trompetas recrearon el sonido de las tribus africanas. Hubo una danza de la lluvia, un desfile de “elefantes” y un repaso cronológico que arrancó en octavos de final y terminó con las banderas de España y Holanda armadas por decenas de muchachos.
Una réplica de un xilofón gigante sonó al ritmo de ejecutantes que saltaban sobre él. Y al ritmo del grupo vocal Ladysmith Black Mambazo se movieron los 780 bailarines presentes. Un “Gracias” escrito en mil idiomas sobre el campo saludó al mundo y anunció el final de la fiesta.