Jueves, 31 de Octubre del 2024
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Autocrítica laborista ante Iraq

Publicado el 05/07/10

David Milliband fue el último secretario de relaciones externas del saliente gobierno de Brown y es el favorito para ganar las internas del laborismo y convertirse en su nuevo jefe. Sus declaraciones, por lo tanto, pueden tener mucha importancia.

El acaba de decir que si en el 2003 se hubiese tenido la misma información que hoy se tiene en sentido de que Iraq no poseía armas de destrucción masiva, la guerra no se hubiese dado. Ello implica un giro radical para el laborismo pues Blair se justifica diciendo que la invasión siempre quedaría valida como la mejor vía para haberse deshecho de Saddam.

Con sus nuevas declaraciones David Milliband busca distanciarse de ser visto como un delfín de Blair mientras que así pretende cortar viada a su principal rival en las elección por el liderazgo de su partido quien es, paradójicamente, su propio hermano Ed, quien se haya más ligado al ala de Brown.

David quiere congraciarse con una gran parte de la militancia y del electorado laborista que piensan que el mayor error que tuvo el anterior gobierno fue el haber ocupado Iraq.

Con ese nuevo golpe de timón él también busca invertir las cartas al liberalismo.

Hasta hace dos meses los liberales se presentaban como el partido que cuestionaba al laborismo desde la izquierda y desde una óptica crítica a las guerras. Hoy David quiere trastocar ello y pretende minar por la izquierda al liberalismo a quien acusa de sacrificar sus principios para disfrutar de cargos en el primer gobierno en el cual figuran como socios minoritarios desde la II Guerra Mundial.

Si el laborismo adopta una forma de autocrítica (aunque parcial) sobre la guerra ante Iraq ello ha de tener un impacto fuera de sus fronteras.

Esa guerra, que hoy es la principal que viene configurando a la política mundial, se dio en base a la alianza entre la derecha republicana de EEUU (Bush) y la centroizquierda socialdemócrata británica (Blair).

El laborismo, no solo que envió el segundo mayor destacamento militar (aunque el primero en el sur), sino que le dio una cobertura más amplia a la invasión, pues atrajo o neutralizó a muchos europeos y ‘socialistas’.

Esta fue la cuarta guerra que hizo Blair (récord en la historia del laborismo en el poder) y fue parte de la estrategia que unos describían como la de ser el ‘perrito faldero’ de Washington y otros como la mejor manera de utilizar a su ex colonia en su intento de reconstruir su poder en lo que fueron sus antiguas dependencias o zonas de influencia.

Con su nuevo reposicionamiento el laborismo podría querer reinventarse como un partido supuestamente pro-paz en Palestina, Iraq, Afganistán e Irán.

¡Ay!

Los duelos más reñidos en todo mundial de fútbol son aquellos en los que, tras jugarse el tiempo suplementario, se debe ir al desempate por penales. Cada tiro al arco produce un ‘ay’, ya sea porque entró a la portería o porque falló.

En esta copa solo hay dos partidos que han tenido tal desenlace. En ambos se clasificaron los dos únicos países del mundo que terminan en ‘ay’: Paraguay y Uruguay.

Ambas también son las dos únicas naciones que tienen apelativos guaraníes, los mismos que se les ha dado debido al río del mismo nombre que irriga el valle que cubre la principal parte de su territorio.

Estas dos pequeños ‘Estados tapones’ están entre las repúblicas de mayor tamaño del mundo hispano (Argentina) y del luso-hablante (Brasil). Ambas, a su vez, han servido de puentes para que estos dos colosos creen entre ellos y con ellos el Mercosur.

Mientras Uruguay es el país hispano donde hay un mayor porcentaje de gente que habla el ‘portuñol’, Paraguay ha mantenido al guaraní como la principal lengua nacional (cosa que no ocurre con ningún otro idioma amerindio).

Los dos países con final ‘ay’ comparten el haber sido invadidos desde el Brasil. De 1816 a 1828 Uruguay fue parte de la monarquía de Río de Janeiro, mientras que en la orilla de enfrente (Buenos Aires) inició su independencia de Madrid en 1810.

Paraguay, en cambio, consiguió su soberanía en 1811 manteniendo un amplio y próspero territorio hasta que en 1864-70 Brasil, Argentina y Uruguay crearon la Triple Alianza (apoyados por el imperio británico) para derrotarles en una guerra que exterminó a 1,300,000 de los 1,500,000 habitantes que tenía entonces. En esa, la peor guerra que haya padecido Sudamérica en toda su historia, solo sobrevivió el 3% de los paraguayos varones.

Las dos son las dos únicas repúblicas donde ha habido un partido llamado ‘colorado’ que las ha gobernado mucho tiempo: en Uruguay expresando al liberalismo y en Paraguay al conservadurismo o a la dictadura de Stroessner.

Hoy ambas naciones comparten también el hecho de que por primera vez en su ciclo histórico hay gobiernos de centro izquierda que emergen de fuerzas nuevas que han defenestrado el tradicional bipartidismo. Ambas, igualmente, son naciones con gran cantidad de emigrantes.

Algo que también une a ambos países es su forma de jugar la pelota con tanta garra. Lo que la prensa de habla inglesa vio como una ‘trampa’ (el que en el minuto 119’ un defensor uruguayo con la mano evitase que le hagan un gol) es parte de ese espíritu guaraní de luchar hasta arañando para evitar ser doblegados.

Paraguay, quien metió sus 5 penales ante los japoneses, perdió ante España fallando un penal. Uruguay, quien es la única selección en haber entrado a la semifinal por penales, es la única esperanza que tiene América Latina para no quedar penalizada fuera de la final.

Hace justo 6 décadas los charrúas sorprendieron quitándole a Brasil el cetro mundial en el Maracaná. Cuanto deseamos que la primera selección que organizó y ganó un mundial se imponga en la primera competencia global deportiva hecha en el continente madre de la humanidad.

Nota dedicada a mi antiguo supervisor de tesis, el profesor Francisco Panizza de la London School of Economics, gran hincha de su selección uruguaya.

Cabo Verde

Hoy, 5 de julio, se conmemora el 35 aniversario de la independencia de Cabo Verde, cuya historia ha estado tan ligada a Ibero América.

Este es uno de los 4 archipiélagos que forman la Macaronesia (del griego ‘islas felices’), los mismos que están al noroeste de África y en medio del camino entre Europa y América. Estos fueron colonizados por los iberos en el siglo XV como su primer paso hacia el Nuevo Mundo.

Uno de estos archipiélagos (las Canarias) fue conquistado por España quien practicó con sus nativos (los ‘guanches’, emparentados con los actuales magrebíes) las mismas formas de masacres y dominio que décadas después las emplearían en las Américas.

Los otros tres archipiélagos (Azores, Madeira e Islas salvajes y Cabo Verde), en cambio, fueron poblados por los portugueses quienes les encontraron sin presencia humana. Los dos primeros se mantienen como las únicas dos autonomías de la república portuguesa, mientras que Cabo Verde es hoy la única república africana que tiene una bandera parecida a la de la Unión Europea y que cree que debería ser parte de ésta (al igual que el resto de la Macaronesia).

Los dos millones de habitantes de las Canarias duplican en población al del resto de la Macaronesia luso-hablante (la misma que ha generado una emigración que hoy puede superar al del número de sus actuales habitantes). El medio millón de caboverdianos, además, equivale a la suma del cuarto de millón de personas de las Azores y similar número en Madeira.

Cabo Verde se distingue de los otros 3 archipiélagos en que su población no es primordialmente blanca. Esto se debe a que sus tierras se llenaron de esclavos. Estos iban de tránsito hacia América o se quedaban en las plantaciones de caña.

Hoy, la mitad de los casi 200 millones de brasileros y una tercera parte de los más de 400 millones de latinoamericanos y caribeños tienen raíces africanas. Los antepasados de muchos de ellos provinieron en barcos portugueses, muchos de los cuales anclaron en Cabo Verde.

Cabo Verde escapó del destino del resto de la Macaronesia (de desarrollarse como autonomías iberas) en parte debido al impacto del nacionalismo africano y a la guerra fría.

Los soviéticos y Cuba jugaron un gran rol en alimentar a los 6 ‘movimientos de liberación nacional’ que había en las 6 colonias portuguesas en África y Asia, logrando que todos ellos tomasen el poder e instaurasen regímenes de partido único marxista.

Los Cabral crearon el Partido por la Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde, el mismo que gobernó a ambas naciones cuya unificación no se consumó.

Tras el desplome del bloque soviético Cabo Verde, al igual que las otras 6 ex colonias portuguesas, viran del modelo pro-cubano basado en un partido único estatista hacia una democracia multipartidaria liberal.

Errata – En nuestro anterior número de Análisis Global se confundió al presidente con el primer ministro de la federación rusa. Pedimos disculpas.



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