Concepción.- La zona más afectada por el sismo que azotó a Chile con un saldo preliminar de más de 700 muertos, vivió su primera noche de toque de queda, decretado por las autoridades ante los masivos saqueos y la desesperación de los habitantes, que comenzaban a padecer el desabastecimiento.
El toque de queda comenzó a operar por nueve horas desde las 21H00 locales (24H00 GMT) del domingo en Concepción, ubicada a 500 km al sur de Santiago, una de las zonas más afectadas por el terremoto, donde durante todo el domingo se sucedieron saqueos a grandes centros comerciales, publicó AFP.
La Policía debió intervenir con gases lacrimógenos y carros lanza agua para disolver a cientos de personas que asaltaron los comercios, llevándose consigo alimentos, pero también otros objetos como lavadoras y televisores de plasma.
Las escenas llevaron a la presidenta Michelle Bachelet a anunciar que se iba a “garantizar la entrega gratuita de todos los productos de primera necesidad” en las zonas afectadas, en particular en Concepción.
Una vez que empezó a operar el toque de queda en Concepción, los militares se desplegaron por la ciudad y las calles se vaciaron. Solamente algunas personas frente a las puertas de sus viviendas y con miedo de ingresar encendieron fogatas para calentarse, comprobó un periodista de la AFP.
“Le recomendaría a los delincuentes que no se metan con las Fuerzas Armadas. Se va actuar con severidad, pero dentro del contexto de la ley”, afirmó el jefe militar de la zona Guillermo Ramírez.
“No es robo, es desespero”, dijo una mujer a la salida de un supermercado, en el centro de Concepción, mientras cargaba cajas de leche y otras mercaderías en sus manos.
En la vecina región del Maule, donde se registra la mayoría de muertos y desaparecidos, no regía el toque de queda por considerarse que allí la situación estaba bajo control, dijo el general de brigada de la zona, Bosco Pesse.
En las partes costeras de Concepción, un tsunami posterior al sismo ocasionó estragos, con daños aún no cuantificados por las autoridades. Lo mismo ocurrió en las localidades de Talcahuano y Penco, adyacentes a esa ciudad.
En Penco, un poblado de unos 50.000 habitantes, algas marinas colgaban aún de casas y postes, tras la ola gigante que se abatió sobre gran parte de su borde costero, arrastrando casas y enseres, mientras que en Talcahuano varias embarcaciones fueron arrastradas hasta el frente de algunas casas.
“La ola llegó y tapó todo. Era como de seis metros de alto. Botó las casas, un taller mecánico y los casinos (restaurantes)”, relató a la AFP Carlos Palma, mientras recorre la costa de Penco para ver si puede rescatar algunas de sus pertenencias.
En tanto, en Concepción, los bomberos continuaban con las labores de rescate de unos 48 atrapados en un edificio recién inaugurado, cuya estructura se vino abajo. Ocho cadáveres habían sido ya rescatados, informó uno de los bomberos.
El terremoto, que se sintió a las 03H34 GMT del sábado (06H34 GMT), dejó un saldo parcial de más de 700 muertos. Además “hay un número creciente de personas desaparecidas” y “tengo la certeza de que estos números van a seguir creciendo”, advirtió la presidenta Bachelet, al entregar el domingo el último reporte oficial.
Unas 1,5 millones de viviendas resultaron dañadas y medio millón de ellas estaban en un estado inservible.
En Santiago, el aeropuerto internacional comenzaba a operar tras los daños registrados en su terminal de pasajeros.