Una guerra que mata civiles afganos, militares extranjeros y trabajadores humanitarios, también pone en riesgo a los periodistas que se acercan a informar. Desde 1992 han perdido la vida 18, convirtiendo Afganistán en uno de los países más peligrosos del mundo. En la noche del martes, a nueve días de las elecciones presidenciales y en medio de una oleada de ataques talibanes que golpean cada vez más zonas del país, el fotógrafo español Emilio Morenatti y el camarógrafo indonesio Andi Jatmiko resultaron gravemente heridos en la sureña provincia de Kandahar, un bastión talibán, cuando una bomba estalló al paso del convoy de la unidad del Ejército de EE UU en la que iban empotrados.
Morenatti, de 40 años, sufrió la amputación de un pie; Jatmiko, de 44, heridas en ambas piernas y dos costillas rotas. Ambos están fuera de peligro. Su evacuación hacia Dubai era inminente, según fuentes de Associated Press (AP) -agencia para la que trabajan- consultadas por teléfono.
No fue el único incidente grave. Ocho policías afganos resultaron muertos ayer en sendos ataques en zonas consideradas seguras. Cinco perecieron en el distrito de Paghman, en la provincia de Kabul, cuando se dirigían a desactivar un explosivo. Su vehículo, sin blindaje, sufrió el impacto de una bomba artesanal. Otros tres murieron en la norteña provincia de Kunduz, una zona pastún incrustada en territorio tayiko y que hasta hace pocos meses estaba lejos del radio de acción de los talibanes. La dirección de este movimiento que tiene una visión rigorista del islam, ha llamado al boicot de las presidenciales del 20 de agosto. En Kabul se han extremado las medidas de seguridad en previsión de algún atentado.
Los talibanes intentan por todos los medios socavar el proceso electoral. Ayer, dos grupos de insurgentes secuestraron a cinco colaboradores de la campaña electoral del ex ministro de Asuntos Exteriores Abdulá Abdulá, uno de los principales candidatos para los comicios del día 20. “Sabemos que cinco personas han sido secuestradas por los talibanes y los ancianos [de las tribus] están negociando para liberarles”, declaró a Reuters el vicegobernador de la provincia de Badghis, Abdul Ghani Saberi. Abdulá Abdulá está segundo en las encuestas electorales, tan sólo por detrás del actual presidente, Hamid Karzai.
El accidente que hirió a Morenatti y Jatmiko se produjo cuando los periodistas viajaban en un vehículo blindado Striker, que en teoría es resistente a las minas y dispone de un sistema de detección de explosivos. Algo falló pues recibió el impacto directo de la explosión de una bomba casera colocada en la carretera. Todos los que estaban a bordo resultaron heridos. No hay información sobre muertos. El blindaje, reforzado tras las experiencias vividas en Irak, donde este tipo de artefactos mataron a muchos soldados, les ha salvado la vida.
Los dos periodistas fueron trasladados al hospital militar de Kandahar e intervenidos quirúrgicamente. AP retuvo la noticia hasta ayer por la mañana con el fin de informar antes a las familias.
Morenatti, un fotógrafo nacido en Jerez de la Frontera, se ganó un contrato en plantilla en AP tras su trabajo en Oriente Próximo. Trabaja desde hace dos años en Pakistán para esta agencia. En 2008 recibió el premio Pictures of the year en la sección Periódico, que se otorga en EE UU. También recibió este año el Fotopres por un trabajo sobre las mujeres paquistaníes que han padecido ataques machistas con ácido. En octubre de 2006 estuvo 15 horas secuestrado en Gaza por un grupo armado palestino.
El presidente de Associated Press, Tom Curley, expresó ayer su tristeza por lo ocurrido. “A veces perdemos de vista los riesgos que corren cada día los periodistas como Emilio y Andi para informar desde uno de los lugares más peligrosos del mundo”, declaró.