LONDRES. La mediación del presidente Arias de Costa Rica entre las dos partes en el conflicto de Honduras viene fracasando. Su propuesta de conciliación consiste en que Micheletti acepte las resoluciones de la OEA y restituya al presidente que depuso, mientras que Zelaya, a cambio de ofrecer una transición pacífica, debería hacer un gobierno de unidad nacional, amnistiar a los golpistas, recortar su mandato a menos de seis meses y abandonar sus intentos de modificar la Constitución de su país.
Sin embargo, se ha llegado a un impasse cuando Micheletti veta cualquier posibilidad para que Zelaya retorne a Palacio. Por su parte, Zelaya se radicaliza y demanda a sus compatriotas que sigan a su Constitución que plantea el derecho a insurreccionarse ante un gobierno de facto.
La tesis de Arias sintoniza con la de Obama y con las de los gobiernos “moderados” de la región, pues evitaría que se consumase un golpe que pudiese impulsar otros en el hemisferio a la par que se recortaba al chavismo y se preparaban las condiciones para que a inicios del 2010 Honduras cambiase de presidente y pudiese salirse del ALBA.
La intransigencia de Micheletti ante Zelaya beneficia a quienes quieren empujar a este ultimo hacia la izquierda y a que él intente retornar al poder mediante un levantamiento popular, el cual, de darse, alteraría a la región y daría a pie a que Zelaya pida un referendo para poder quedarse en el poder y purgar a los “golpistas”.