El juicio contra la dirigente birmana Aung San Suu Kyi, que hoy debía entrar en su recta final con la lectura de las conclusiones de los abogados defensores y de la acusación, ha vuelto a aplazarse tras la presentación de los argumentos finales de la defensa. El juez ha ordenado una nueva sesión para el próximo lunes en la que la fiscalía expondrá sus acusaciones.
Nadie duda de que el proceso es una simple treta de la Junta Militar de Myanmar (antigua Birmania) para impedir a la premio Nobel de la Paz participar en las elecciones generales previstas para el año próximo. Suu Kyi, de 64 años, está acusada haber violado en mayo pasado, los términos del arresto domiciliario al que está sometida de forma casi ininterrumpida desde hace algo menos de dos décadas. Un ciudadano estadounidense logró eludir la vigilancia en torno a la casa de la líder de la Liga Nacional para la Democracia (LND) y llegar nadando por el lago anexo a la vivienda, en donde permaneció dos días. De ser declarada culpable, podría ser condenada a cinco años de cárcel.
Aung San Suu Kyi, símbolo mundial de la resistencia contra la dictadura, ha vuelto a sentarse en el banquillo después de sus abogados obtuvieran en la noche del jueves permiso para visitar a su cliente. El letrado jefe de la defensa, Nyan Win, ha indicado que aunque durante toda la semana se les negó el contacto con la activista, finalmente estuvieron con ella más de dos horas y pudieron consensuar el alegato de inocencia.
El juicio, que se celebra en la prisión de alta seguridad de Insein, en Rangún, la antigua capital del país, se preveía que fuera rápido pero ha sido aplazado varias veces y dura ya más de dos meses. Sus abogados ni siquiera creen que el veredicto se pronuncie el próximo lunes. Los seguidores de quien es conocida popularmente como La Dama, temen que se la declare culpable.
Según los fiscales, Aung San Suu Kyi fue responsable de la entrada del norteamericano. Sus abogados consideran que la ley por la cual ha sido acusada forma parte de la Constitución abolida hace 25 años y, en cualquier caso, opinan que ella no pudo ser responsable del incidente dado que vivía bajo estrecha vigilancia en el momento en que produjeron los hechos.
“Tenemos la ley de nuestra parte, pero no sabemos de qué parte están los jueces”, declaró el letrado Kyi Wi. Durante el juicio solo han podido declarar dos testigos de la defensa, frente a los 34 testigos de cargo que fueron autorizados, de los que han declarado solo 14.
Por primera vez, algunos diplomáticos europeos han obtenido hoy permiso para asistir a la sesión, lo que podría interpretarse como un reconocimiento de que la Junta Militar que gobierna Myanmar con puño de acero es consciente de que el proceso está jugando en su contra ante la comunidad internacional.