El Gobierno chino ha declarado el toque de queda en la ciudad de Urumqi, capital de la provincia noroccidental de Xinjinag y escenario de tres días de violencia entre miembros de la etnia mayoritaria han y uigures musulmanes. El secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en Xinjiang, Wang Lequan, informó en un discurso televisado de la medida, que prohibirá a los ciudadanos salir a la calle desde las 21.00 hora hasta las 08.00 de la mañana, “para evitar un aumento del caos”.
Tras la brutal represión policial china de la minoría uigur en Urumqi, capital de la región autónoma china de Xinjiang, que causó el domingo 156 muertos, miles de hanes (la étnia mayoritaria de China, a la que pertenece el 90% del total de su población) armados con palos y piedras pretendían hoy llegar al centro de Urumqi y agredir a los manifestantes uigures, a los que acusan de haber quemado sus negocios y destrozado sus comercios e instalaciones durante la violencia desatada en las protestas del del domingo. China se ha empeñado en estos años en repoblar esa región con hanes para acallar las ansias independentistas de la minoría uigur pero la convivencia siempre ha sido dificil entre las dos comunidades de religión, costumbres y tradiciones totalmente diferentes.
Al parecer, algunos hanes lograron saltar las barreras policiales y perseguían bastón en mano a los uigures. La situación en la ciudad es “caótica”, según la agencia oficial Xinhua. La policía ha utilizado gases lacrimógenos para detener a los hanes que clamaban venganza por los daños sufridos y que se avalanzaron en masa hacia el centro de Urumqi cuando a mitad de la mañana se reanudaron las protestas de los uigures, que volvieron a enfrentarse con la policía china, dos días después de los disturbios del domingo que, además de los 156 muertos, dejaron 1.080 heridos.
Los uigures denuncian que muchos miembros de sus familias han sido detenidos injustamente y sin motivo alguno debido a la oleada de arrestos arbitrarios emprendida por el Gobierno del país para poner fin a las protestas. “Mi marido fue detenido ayer por la policía. No me dieron ninguna explicación. Simplemente se lo llevaron”, declaraba una mujer.
Miles de detenidos
Un informe oficial cifra en 1.434 el número de personas arrestadas en los dos últimos días por su presunta relación con los disturbios que se registraron el domingo tanto en Urumqi como en Kashgar, donde los agentes dispersaron a más de 200 personas que se encontraban en el interior de la mezquita principal de la ciudad. El portavoz del Partido Comunista Chino (PPCh) en Xinjiang, Li Yi, indicó, en declaraciones recogidas por la agencia Xinhua, que ya han comenzado los interrogatorios.
Las autoridades regionales culpan al Congreso Mundial Uigur y a su líder, Rebiya Kadeer, exiliada en Estados Unidos, de las muertes del pasado domingo, pero este grupo independentista niega rotundamente tener algo que ver con la “protesta pacífica” emprendida por los uigures y acusa a las fuerzas de seguridad chinas de la “brutal represión” que desencadenó la violencia.
La cifra oficial de fallecidos en Urumqi es la mayor después de la intervención militar ordenada por el liderazgo chino contra los manifestantes reunidos en la plaza pequinesa de Tiananmen, el 4 de junio de 1989, que causó la muerte de cientos de personas. Según el Gobierno chino, los disturbios que sacuden la provincia de Xinjiang son los “peores” desde la fundación de la República Popular, en 1949. Entonces el Ejército Popular de Liberación entró en esa provincia rebelde, que aprovechando la inestabilidad que azotaba China en las primeras décadas del siglo XX declaró unilateralmente su independencia en bajo el nombre de República del Turquestán Oriental, en 1933.