El Departamento de Estado norteamericano ha confirmado el envío de armas a Somalia con el objetivo de ayudar al Gobierno islamista moderado apoyado por la ONU. Washington trata de reforzar al presidente Sheik Sharif Sheik Ahmed, que desde el 7 de mayo combate a unas milicias islamistas radicales, que la CIA vincula a Al Qaeda. Estas milicias llamadas Al Shabab (La Juventud) controlan gran parte del sur del país y Mogadiscio.
El cambio de actitud estadounidense es grande. En diciembre de 2006, la Casa Blanca de George Bush impulsó la invasión etíope para acabar con el Gobierno de la Unión de las Cortes Islámicas, en el que anidaban los dos sectores islamistas que ahora se combaten. El actual presidente Sheik Ahmed era su principal dirigente. Washington y Addis Abeba colocaron en Mogadiscio a un presidente laico, Abdullahi Yusuf Ahmed, al frente de una coalición de señores de la guerra responsables en gran medida del desastre que vive el país desde hace 18 años.
El fracaso de los laicos y el avance del sector duro de la Unión de las Cortes Islámicas y sus milicias Al Shabab obligó a la ONU, con el consentimiento de EE UU y Etiopía a rescatar al Sheik Ahmed. Se trata de la última oportunidad de recuperar alguna forma de Estado tras su colapso en 1991, tras el derrocamiento de Siad Barre.
“A la petición urgente del Gobierno, EE UU ha entregado armas ligeras y municiones”, reconoció el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, según Reuters.
Según las agencias humanitarias que aún trabajan en Somalia, en los combates de las últimas siete semanas han perdido la vida 250 personas y 160.000 se han visto obligadas a dejar sus casas.
El objetivo es que las tropas del Gobierno, que también son milicia, puedan repeler el ataque y evitar la caída de Mogadiscio. El descontrol que vive el país ha provocado el fenómeno de los piratas que tantos problemas han causado a la marina mercante y obligado al despliegue de una naval de la OTAN.